40 años del ‘Habemus Papam! ¡Juan Pablo II!: así llegó el Papa polaco

  • Tal día como hoy, el ‘huracán Wojtyła’ comenzaba lleno de fuerza y vigor uno de los pontificados más largos de la historia
  • Para Giovanni Maria Vian la elección del Papa polaco “cerró las heridas” abiertas en la Iglesia por la Segunda Guerra Mundial

El 3 de septiembre de 1978 había sido elegido como papa Juan Pablo I, sucediendo a Pablo VI que había muerto en Castel Gandolfo el 6 de agosto. Los rumores por la repentina muerte del Papa de la sonrisa se disiparon la tarde del 16 de octubre, hoy hace 40 años, con la fuerza y la energía del papa polaco de 58 años que rompió las estadísticas de pontífices italianos que se había sucedido sin interrupción desde el siglo XVI.

La sorpresa del cónclave

Comenzaba entonces un largo pontificado que se extendería durante casi 27 años. Un papado durante el que se organizaron 104 viajes por 129 países diferentes, a los que hay que sumar 144 más por Italia. Canonizó a tantos santos como en los 4 siglos anteriores y creó a 232, además de nombrar a cientos de obispos renovado las curias eclesiásticas de todo el mundo. Récords que le valieron desde sus funerales el apodo de “magno”.

Aunque todo esto comenzó la tarde del lunes 16 de octubre de 1978 cuando, tras dos días de cónclave y 8 votaciones, salió elegido Karol Józef Wojtyła. El candidato polaco, que leía prensa deportiva durante los escrutinios, se abrió paso entre aquellos que la prensa y los corrillos habían bautizado como papables: el tradicional Giuseppe Siri, arzobispo de Génova, y el más cercano a Juan Pablo I Giovanni Benelli, arzobispo de Florencia.

A las 18:18 h. de la tarde, el cardenal Felici, como protodiácono, anunció desde el balcón: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam! Eminentissimum ac reverendissimum dominum, dominum Carolum, Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Wojtyla, qui sibi nomen imposuit Ioannis Pauli”.

“No tengáis miedo”

El nuevo Papa impresionó a la multitud reunida en la plaza dirigiéndose en un italiano perfecto del que se disculpaba ante los posibles gazapos: “No sé si podré explicarme bien en vuestra… nuestra lengua italiana; si me equivoco, me corregiréis”. Wojtyła se presentaba recordando a Juan Pablo I señalando que venía “de un país lejano…, lejano pero muy cercano siempre por la comunión en la fe y tradición cristiana”. Hasta entonces no era habitual que el Papa improvisase estas palabras de saludo más allá de una bendición de compromiso. Comenzaba marcando diferencias. Muchas ya señalaban ese día su fugaz paso por los escenarios como actor.

Al día siguiente dirigiría su primer radiomensaje y, unos días después, el 22 de octubre durante la misa de inauguración del pontificado –precisamente en el día en el que se celebra la memoria litúrgica– dirigiría unas palabras que resonarían mucho posteriormente: “No tengáis miedo”. En su homilía, el pontífice pidió: “No tengáis miedo a la verdad de vosotros mismos” y, por ello, propuso superar el miedo “del hombre y de lo que ha creado”. “¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”

Se completa un ciclo

El director de L’Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, repasa para el periódico oficioso del Vaticano el “año de los tres papas” y recuerda aquella tarde en la que Juan Pablo II improvisaba con “estudiada lentitud y con voz profunda” sus palabras. Visto con el paso del tiempo, para Vian, “la sucesión del papa alemán al predecesor polaco cerrará simbólicamente la herida de la Segunda Guerra Mundial, que comenzó con la agresión del Tercer Reich a Polonia. Y la renuncia de Benedicto XVI en 2013, por primera vez en más de seis siglos, abrirá el camino para el primer papa americano, el primer no europeo durante casi trece siglos”.

La llegada de Francisco se produce “en el transcurso, hasta ahora, de estos cuarenta años se han puesto en marcha unas premisas que salen de la internacionalización de los cardenales creados, algo que comenzó en 1946 Pío XII y que se desarrolló, sobre todo, por Pablo VI”. “40 años en los que el impacto sobre el catolicismo mundial y si gobierno central está aún por estudiar”, apunta Vian.

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