Movimiento Familiar Cristiano, ‘vacuna’ contra el fracaso matrimonial en México

Cada año, unas diez mil familias concluyen su proceso de formación en el MFC y se integran a la Pastoral Familiar en sus respectivas parroquias

En este momento en que la familia está siendo cuestionada en sus raíces; la educación de los hijos ha sido secuestrada por el Estado; las relaciones matrimoniales se encuentran debilitadas, y la sociedad experimenta una cultura del descarte, de falta de compromiso y de relativismo, las familias mexicanas cuentan con un aliado experimentado: el Movimiento Familiar Cristiano (MFC).

Con la sabiduría que dan 60 años de historia, la propuesta del MFC no es de confrontación ni de levantar el dedo para señalar las ideas o ideologías de quienes atacan a la institución familiar, sino de educación, de tal suerte que cada año alrededor de diez mil familias concluyen su proceso de formación –de tres años– para integrarse a las actividades de la Pastoral Familiar en sus parroquias, ya sea como catequistas o en apoyo a los sacerdotes en diferentes proyectos de evangelización.

Actualmente este movimiento se encuentra presente en 87 de las 94 diócesis del país, y en él participan unos 50 mil matrimonios, así como jóvenes, adolescentes y madres solteras responsables de familia. Es considerado una de las principales escuelas de agentes de pastoral en México.

Familias misioneras

En entrevista para Vida Nueva, Blanca Sastré y Jesús Manuel Ramos, coordinadores nacionales del MFC, explican que el movimiento trabaja mediante el concepto de acompañamiento a las familias, a través de reuniones de matrimonios.

Para ellos, hoy más que nunca es conveniente que todo matrimonio se integre al MFC, ya que el llevar un proceso formativo, integral, progresivo y sistemático, “les permite encontrarse en un diálogo íntimo y personal con Dios, así como en un diálogo conyugal y familiar que les ayuda a mejorar su relación humana y afectiva”.

Para quienes han participado en este movimiento, la propuesta es muy atractiva, pues ambos cónyuges se involucran en la formación, al tiempo que invitan a sus hijos a conocer lo que están viviendo, a compartir la Palabra de Dios, a reflexionar y a orar en familia; es, pues, un modelo que acompaña a la familia completa. “La vivencia del MFC es un camino que lleva alegría al matrimonio y le da un sentido misionero, le asigna una misión que se abraza con amor y se ejecuta con misericordia”.

“Lo recomendamos como un camino verdadero y probado de santificación. El MFC ofrece una ruta donde van a encontrar amigos, hermanos que caminarán a su lado en esa búsqueda de la santificación, siendo un alegre testimonio del Evangelio de las familias”, afirman.

Luces de la familia

Blanca Sastré y Jesús Ramos detallan que la propuesta del MFC se basa en identificar “las luces que tiene la familia, descubrir y juzgar, a la luz de la Palabra de Dios, cuál es el verdadero sentido del matrimonio, cuál es la misión que Él ha encomendado a cada matrimonio a través de Jesús, y a partir de ahí asumir el camino, actuando a través de un proceso de conversión personal, pero también a través de impactar de una manera positiva en la sociedad”.

Para los coordinadores nacionales del MFC, la familia “siempre ha sido y seguirá siendo el núcleo principal de cualquier sociedad; cuando la familia, sus valores y su integridad son atacados, la sociedad misma se desmorona y el tejido social se debilita; toda sociedad fuerte requiere familias fuertes, y lo que fortalece a la familia son sus valores”.

Por lo anterior, destacaron la necesidad de trabajar en la formación de “familias sólidas, unidas en los valores, fraternas, misericordiosas, proactivas, propositivas, que con el testimonio y el servicio busquen siempre el bien común. Ese el mejor camino para obtener una mejor sociedad”.

Un movimiento con espíritu

En relación con los festejos por los 60 años del movimiento, Blanca y Jesús señalaron que el pasado 7 de octubre celebraron de manera simultánea en muchas diócesis, mediante eventos, charlas y conferencias, en las que se destacó al movimiento como una herramienta de construcción del Reino de Dios.

Estamos celebrando que el Espíritu Santo ha sido el que ha derramado un carisma en su pueblo… Humanamente no seríamos capaces de sostener un esfuerzo como éste y una acción que tenga tanto tiempo actuando”.

Finalmente, dejaron en claro que el MFC estará siempre atento a “la voz de nuestros pastores, del papa Francisco, y de nuestros obispos, para ser como soldados en el primer frente de batalla, abriendo paso a los modelos de evangelización que nuestros tiempos modernos demandan”.

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