Lorenzo Baldisseri: “Queremos llevar una bocanada de aire fresco a los jóvenes”

cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de Obispos

Tras meses de cuestionarios, estudios y reuniones preparatorias, ya está aquí el Sínodo de los Obispos para debatir hasta el 28 de octubre sobre ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’. Según el cardenal italiano Lorenzo Baldisseri, secretario general de la asamblea, será una oportunidad para que la Iglesia lleve “una bocanada de aire fresco a los jóvenes de dentro y de fuera de la comunidad eclesial”. El encuentro se celebrará con la normativa de la nueva constitución apostólica ‘Episcopalis communio’, cuyos detalles Baldisseri explica a Vida Nueva en esta entrevista por cuestionario escrito.

PREGUNTA.- Al presentar la constitución ‘Episcopalis communio’ usted dijo que ahora el Sínodo será “más dinámico e incisivo en la vida de la Iglesia”. ¿Cómo será? ¿Se convierte así en una suerte de “parlamento” de la Iglesia con los obispos en el papel de “parlamentarios”?

RESPUESTA.- El Sínodo no es un parlamento ni tampoco lo será, porque, si eso ocurriese, se traicionaría la naturaleza del ministerio episcopal, como se definió en el Concilio Vaticano II. En la Iglesia, la autoridad no viene desde abajo, es decir, del pueblo (como en un régimen político de tipo democrático o parlamentario), sino desde lo alto, es decir, de Dios.

Al mismo tiempo, no se puede olvidar que el Espíritu de Dios habla en la Iglesia a través de nosotros: no solo a través de los obispos y de los otros ministros ordenados, sino a través de todos los bautizados. Por esa razón –y es esta la novedad fundamental de la nueva constitución apostólica–, el Sínodo se radica ahora en el horizonte de una sinodalidad más amplia, dando mayor espacio a la voz del pueblo de Dios en la fase preparatoria, por medio de una consulta conducida a campo completo, y desplazando y valorizando el papel de los obispos en la fase de celebración, en la que están llamados a dar testimonio de la fe de sus Iglesias particulares.

P.- ¿Habrá otros cambios para dar más espacio, voz y posibilidad de voto a las mujeres dentro de la asamblea sinodal?

R.- El papel de las mujeres es fundamental, como el de los otros bautizados, en la fase preparatoria de la asamblea sinodal, donde es todo el pueblo de Dios el que se expresa sobre el tema del Sínodo. La valorización de la consulta eclesial nace de la voluntad de aumentar la aportación de todos en el camino sinodal. En la fase de la celebración, las mujeres están incluidas entre los auditores y los expertos y participan con intervenciones en el Aula y, sobre todo, en los círculos menores, que en la normativa adquieren mayor importancia y espacio.

La constitución apostólica recuerda, además, que los obispos, cuando hablan en el aula, no hacen sino dar voz a sus Iglesias, es decir, a los hombres y mujeres de los que son pastores. Así que se implica a las mujeres (y en general a todos los laicos) sin confundir los planos: la asamblea del Sínodo es y sigue siendo el lugar en el que son, en primer lugar, los obispos quienes operan el discernimiento eclesial, porque esta tarea les compete como sucesores de los apóstoles, pero siempre teniendo en consideración a los otros miembros del pueblo de Dios.

P.- ¿Habrá una interacción entre lo que ocurra dentro del Aula y las redes sociales, en las que tan activos son hoy los jóvenes?

R.- En este Sínodo habrá un pequeño grupo de jóvenes colaboradores que se ocuparán de compartir informaciones y contenidos a través de las redes sociales ya activadas durante la reunión presinodal del pasado marzo. No se trata de una información paralela a los canales de los medios vaticanos, sino más bien de impresiones compartidas de los jóvenes y para los jóvenes con el deseo de llegar a muchos.

P.- ¿Teme que los últimos escándalos por casos de pederastia en el clero y las críticas internas al Papa perjudiquen al Sínodo?

R.- El tema central de este Sínodo son los jóvenes y la voluntad de acompañarles en su vida y en sus proyectos. La Iglesia quiere ofrecerles caminos claros y ciertos a través del discernimiento que los propios jóvenes no realizan solos, sino con una guía que está a su lado, como el caminante Jesús que se unió a los discípulos de Emaús. La Iglesia tiene una propuesta, la fe, la propia persona de Jesús, que es lo que la distingue de cualquier otra institución. La Iglesia, en definitiva, no es un ONG.

Con Jesús en el centro se pueden afrontar todos los temas, también los más sensibles, sin tener miedo a las críticas. En este momento, con el Sínodo la Iglesia quiere llevar una bocanada de aire fresco a los jóvenes de dentro y de fuera de la comunidad eclesial. Se pone a su servicio para que se sientan acompañados en sus decisiones y en la consecución de una vida plena. En el ‘Instrumentum laboris’, que servirá de guía para los trabajos de los padres sinodales, hay una sección importante sobre los temas de la sexualidad y la afectividad, la educación y el acompañamiento. Es evidente que los jóvenes tienen intereses muy amplios y numerosos.

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