La pederastia se cuela en la discusión de los ‘círculos menores’ del Sínodo

Briefing prensa 8 de octubre Sínodo de los Jóvenes

Los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos se han convertido en uno de los temas a debate en el Sínodo de los Obispos sobre ‘los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’ que se celebra en Roma hasta el 28 de octubre. La asamblea, en la que participan 267 padres sinodales y 49 auditores (participantes sin derecho a voto), se ha hecho eco de los últimos escándalos por pederastia y ha tratado esta cuestión en los ‘círculos menores’, los grupos de reflexión en distintas lenguas.

“Todos los ‘círculos’ han tocado este argumento que ya estaba presente en el ‘Instrumentum laboris’ y que ocupará más espacio en el documento final en el que se expresa la posición del Sínodo”, ha comentado este lunes ante los medios el padre sinodal Charles Scicluna, con gran experiencia en esta espinosa cuestión, ya que antes de ser nombrado arzobispo de Malta fue el fiscal de la Congregación para la Doctrina de la Fe encargado de los casos de abusos sexuales a menores. “Ha sido importante el ‘mea culpa’ sobre los abusos del arzobispo de Sídney, Anthony Fisher. Interpretó el pensamiento de todos nosotros”, comentó.

Al Papa le “duele” el retraso de los procesos

Scicluna reconoció que las víctimas de la pederastia eclesial son niños y jóvenes, a los que les han causado “heridas profundas” quienes precisamente tenían que habérselas “sanado”. En su opinión, el apoyo que recibe Francisco con el Sínodo será muy útil para que las “diversas culturas y episcopados” se decidan a aplicar la política actual contra los abusos haciendo así de la Iglesia un lugar “más seguro” para los niños y adolescentes. “Debemos elevar la responsabilidad de los obispos por su papel como guías de la comunidad”, pidió.

El antiguo ‘sheriff’ vaticano contra los abusos desveló que el Papa “sufre” por la lentitud con que se desarrollan los procesos canónicos contra los eclesiásticos pederastas. “La justicia a veces tiene tiempos exagerados. Es un problema que le duele mucho a Francisco”, comentó, recordando que la Iglesia tiene la obligación tanto de controlar quién es “idóneo al ministerio” como de colaborar con la “justicia civil”.

Vergüenza a desvelar los abusos

También pidió Scicluna no considerar este problema como propio solo de una “cultura o región del mundo, como se decía antes”. “Es una leyenda que debe ser desmentida”, subrayó, para reconocer a continuación los problemas a la hora de afrontar “sobre el terreno” la pederastia eclesial. En algunos países, por ejemplo, el “impedimento principal” es “la vergüenza”, que dificulta la revelación de estos episodios. “Y luego está el miedo. Hay que dar más poder a nuestras comunidades para que revelen los abusos”.

El arzobispo de Malta confesó que, por su experiencia en la atención a víctimas de sacerdotes pederastas, la mejor reacción que se les puede ofrecer en un primer momento es “llorar con ellos”. Luego viene la respuesta a su “gran sed de verdad y de justicia”, que consideró totalmente compatible con la misericordia, pues si ésta “no respeta la verdad, está vacía”.

Dejar espacio a hablar de sexo

Emmanuel Gobilliard, obispo auxiliar de Lyon, explicó por su parte que también se está hablando en la asamblea sinodal de inmigración y sexualidad. “No hay que tener miedo, los jóvenes esperan respuestas verdaderas. Aunque algunos sacerdotes hayan tenido un comportamiento escandaloso, no hay que dejar de hablar de este aspecto. Es importante que el Sínodo deje espacio a esta cuestión”.

Para el prelado francés es positivo que se esté afrontando el drama de la pederastia eclesial, porque así “se revela un pecado” y se abre el camino para que las víctimas “puedan rehabilitarse” y la Iglesia “se reforme”. “Los jóvenes”, concluyó Gobilliard, “nos dicen que quieren que la casa sea segura. Para conseguirlo partamos al menos de una base realista”.

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