El Papa a los jesuitas de Irlanda sobre los abusos: “¡Haced limpieza!”

  • La Civiltà Cattolica relata el encuentro privado de Francisco con los religiosos de la Compañía de Jesús en Dublín
  • “Poner fin no es pasar página, sino buscar remedio, reparación, todo lo necesario para curar las heridas y dar vida”, recomienda Francisco
  • ESPECIAL VIAJE A IRLANDA: Un ‘mea culpa’ en el epicentro de los abusos

El Papa, en la rueda de prensa durante el vuelo de regreso de Dublín/EFE

Se ha convertido en una cita habitual en todos los viajes del Papa Francisco: buscar un hueco en la agenda para reunirse con la comunidad local de la Compañía de Jesús en el país que visite. Semanas después y, el director de La Civiltà Cattolica, Antonio Spadaro, comparte los principales ecos del encuentro.

En Irlanda, Jorge Mario Bergoglio se reunió con 63 jesuitas el pasado 25 de agosto en la Nunciatura de Dublín. Allí mantuvo una conversación con ellos en la que les hizo corresponsables de algunas de las tareas más urgentes de la Iglesia, como abordar la lacra de la pederastia, contagiar la alegría del Evangelio y promover las vocaciones consagradas.

  1. Denunciad todo abuso

El encuentro con los jesuitas tuvo lugar justo después de su reunión con ocho víctimas de abusos. De hecho,  la cita se demoró porque su diálogo con los supervivientes de las heridas provocados por sacerdotes y religiosas se alargó más de lo previsto inicialmente. “Quisiera pediros una ayuda especial: ayudar a la Iglesia en Irlanda a poner fin a esta historia. ¿Y qué entiendo por poner fin? No entiendo simplemente pasar página, sino buscar remedio, reparación, todo lo que es necesario para curar las heridas y dar nuevamente vida a tanta gente”, les reclamó el Papa a los miembros de la Compañía de Jesús allí presentes

A ellos les hizo partícipes de sus reflexiones vertidas en su Carta al Pueblo de Dios: “Este drama de los abusos, especialmente cuando es de grandes proporciones y produce gran escándalo —‍pensemos en el caso de Chile y aquí en Irlanda o en los Estados Unidos— tiene detrás situaciones de Iglesia marcadas por elitismo y clericalismo, una incapacidad para la cercanía al pueblo de Dios. El elitismo, el clericalismo, favorecen toda forma de abuso. Y el abuso sexual no es el primero. El primero es el abuso de poder y de conciencia. Os pido ayuda para esto”.

“¡Ánimo!¡Sed valientes!”, les animó el Pontífice, para preguntarles a continuación: “Esta es una misión especial para vosotros: hacer limpieza, cambiar las conciencias, no tener miedo de llamar las cosas por su nombre”.

Ante la pregunta de uno de los jesuitas sobre qué acciones emprender contra los abusos, respondió con diligencia: “Debemos denunciar los casos de los que tomamos conocimiento. Y el abuso sexual es consecuencia del abuso de poder y de conciencia, como dije antes. El abuso de poder existe: ¿quién de nosotros no conoce a un obispo autoritario? Siempre en la Iglesia han existido superiores religiosos u obispos autoritarios. El autoritarismo es clericalismo. A veces, el envío a la misión hecho con autoridad y decisión es confundido con autoritarismo. Pero son dos cosas distintas. Hay que vencer el autoritarismo y redescubrir la obediencia del envío a la misión”.

  1. Contagiar la alegría del Evangelio y su frescura

“Hay que trabajar para que se comprenda bien la frescura del Evangelio y su alegría. Jesús vino a traer alegría y no una casuística moral. A traer apertura, misericordia”. Este es el segundo encargo que les hizo, tras bromear con ellos: “El provincial me dijo que estoy haciendo alegre la fe. ¿De verdad? ¡Con tal de que no sea un circo!”.

El Papa aclaró que “tener la frescura del Evangelio es amar a los pecadores”, a la vez que recordó que “la alegría del evangelio es la misericordia de Jesús, más aún: la ternura de Jesús. Y a Jesús le gustaba la multitud”.

  1. Revisar la vida para contagiar la vocación

Francisco expresó su preocupación por el hecho de que la Compañía solo tenga dos novicios en Gran Bretaña y uno en Irlanda. “Tenemos que revisar nuestra vida para recibir hijos. ¿O somos ya estériles? Cuando descubrimos nuestra esterilidad, si nos ponemos en oración con el deseo de ser fecundos, el Señor nos dará la fecundidad. Tened confianza”. “Debemos pensar y preguntarnos: ¿qué sucede? Con tanta juventud que está allí… Os sugiero la oración”, añadió.

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