El Papa, en la vigilia de las familias: “En la casa de Dios hay un lugar para todos, nadie debe ser excluido”

  • Francisco preside la vigilia festiva del Encuentro Mundial de Dublín reivindicando ‘Amoris laetitia’ como “la guía para vivir el Evangelio con alegría”
  • “Abuelos, padres, niños, suegras y nueras: sois santos de la puerta de al lado”, asegura en el acto que cerró su primera jornada en Irlanda

El Papa Francisco, en la vigilia del Encuentro Mundial de las Familias en Dublín

Francisco no defraudó. Una vez más, el Bergoglio más capechano, el párroco porteño se hizo cercano en medio de la multitud que abarrotaba el Croke Park Stadium Dublín. El Papa se mostró cómplice con las miles de familias que esperaron prácticamente todo el día para encontrarse con él una vez caída la tarde. “¡Gracias por vuestra cálida bienvenida! ¡Qué bien se está aquí!”, expresó un Papa sonriente, al que no parecía pesarle la intensa jornada vivida en su primer viaje a Irlanda que comenzó de buena mañana pidiendo una vez más perdón por los abusos sexuales cometidos por la Iglesia.

En la fiesta nocturna del Encuentro Mundial de las Familias, Francisco quiso poner el broche de oro a una semana de congreso pastoral que ha girado en torno a la exhortación Amoris laetitia –“una especie de guía para vivir con alegría el evangelio de la familia”-, regalándoles un ejemplar a cada uno de los presentes.

El faro que irradia

“Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo”, señaló el Papa con una mirada positiva, sin caer en ataques con tintes ideológicos ni políticos, simplemente lanzando un mensaje: “Vosotras, familias, sois la esperanza de la Iglesia y del mundo”. Así, les invitó a ser embajadores de Dios para explicar “qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia”.

Así, el Papa reiteró el concepto de Iglesia como familia de familias “en Cristo, extendida por toda la tierra”. En ese momento, dio un consejo a todos cuantos le escuchaban: “Pido a los padres que bauticen a sus hijos lo más pronto posible, para hacerlos partícipes de esta fiesta y esta familia. Si el niño es bautizado, entra su corazón el Espíritu Santo y es más fuerte porque tiene la fuerza de Dios”. 

Suegras y nueras inclusive

También echó mano de su reciente exhortación Gaudete et exsultate para reivindicar una vez más a los santos “de la puerta de al lado”, también entre los abuelos, padres y niños. “La vocación al amor y a la santidad no es algo reservado a unos pocos privilegiados”, sentenció, para subrayar que “está silenciosamente presente en los corazones de todas aquellas familias que ofrecen amor, perdón y misericordia”.

Una familia irlandesa sigue por televisión la vigilia del Papa

Una familia de Irlanda sigue el Encuentro Mundial de las Familias del Papa Francisco por televisión

Con su recurrente sentido del humor, instó a todos los miembros de la familia a “encontrar la plenitud del amor en la familia”, en tanto que “La gracia de Dios nos ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma. ¡También las suegras y las nueras!”.

Y con esa misma naturalidad explicó que encontrar el amor de Jesús “es como preparar un té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; hay que dejarlo reposar”. En este tono coloquial, recordó también que “una sociedad que no valora a los abuelos es una sociedad sin futuro” y que “solamente el amor nos salva de la actual cultura del descarte”.

El amor en primera persona

Como suele ser habitual tanto en las vigilias de las JMJ como en los Encuentros de las Familias, uno de los momentos fuertes son los testimonios en primera persona. Francisco se detuvo en la dura historia relatada por una familia de Burkina Faso para hacer hincapié en como “gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana”. De ahí, repitió una vez más sus tres máximas para la convivencia familiar: perdón, por favor y gracias.

Consciente de que en ocasiones los desencuentros de pareja acaban con uno durmiendo en el salón, el Papa les animó a tomar una alternativa: “Si tienes la tentación de irte a dormir a otra habitación, solo y aislado, simplemente llama a la puerta y di: “Por favor, ¿puedo pasar?”. Lo que se necesita es una mirada, un beso, una palabra afectuosa… y todo vuelve a ser como antes. Digo esto porque, cuando las familias lo hacen, sobreviven. No hay familia perfecta”.

A partir de ahí, destacó la importancia del perdón como base de la fidelidad en el matrimonio: “En lugar de ser una fría obligación legal, es sobre todo una poderosa promesa de la fidelidad de Dios mismo a su palabra y a su gracia sin límites. Cristo murió por nosotros para que nosotros, a su vez, podamos perdonarnos y reconciliarnos unos con otros”.

El final de Bocelli

Del testimonio de una familia india, el Papa puso en valor los medios digitales como espacio para “construir una ‘red’ de amistades, solidaridad y apoyo mutuo” siempre que “se usen con moderación y prudencia” y no como “amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual”.

Para el Obispo de Roma, el amor de Mary y Damián, padres de diez hijos, es reflejo de la “capacidad del amor de Dios”, mientras que Aldo y Marisa, en sus bodas de oro, son “un monumento al amor y la fidelidad”. El Papa culminó su intervención agradeciendo especialmente su experiencia compartida a Missy, una gitana irlandesa que tuvo sufrió la persecución y tuvo que emigrar.

Y es que, para Francisco, esta mujer “nos recuerda que, en la casa de Dios, hay un lugar para todos. Nadie debe ser excluido; nuestro amor y nuestra atención deben extenderse a todos”. La noche terminó con una multitudinaria oración y la  impecable interpretación del Ave María y de Nesun Norma en la voz de Andrea Bocelli.

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