Francisco llama a una “transformación eclesial y social” contra los abusos

Cuando no ha pasado ni una semana de la publicación del demoledor informe sobre la pederastia en las seis diócesis de Pensilvania (Estados Unidos), en el que se identifica a más de 1.000 víctimas y a 300 eclesiásticos abusadores, el papa Francisco ha enviado hoy, 20 de agosto, una carta al Pueblo de Dios en la que dice que “nunca será suficiente” pedir perdón por lo sucedido y buscar reparar el daño causado. “Siempre será poco”, además, todo lo que se haga para conseguir que estas situaciones no vuelvan a repetirse.

El Pontífice afirma que los católicos deben sentir “vergüenza y arrepentimiento” por no haber sabido proteger a los más pequeños y les reclama trabajar para solventar este problema que, como ha hecho en otras ocasiones, relaciona con el clericalismo.

Todos han de involucrarse

Les exige el obispo de Roma a todos los bautizados que se involucren para conseguir una “transformación eclesial y social” con la que se consiga desterrar de una vez la pederastia y el encubrimiento de las comunidades eclesiales.

“El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor”, afirma Jorge Mario Bergoglio, que recuerda que sus heridas “nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte”. Las consecuencias psíquicas, físicas y sociales de los abusos, a diferencia de su consideración como delitos, “nunca prescriben”.

Lucha contra la corrupción espiritual

Ese dolor de las víctimas es “un gemido que clama al cielo” y que se escucha más fuerte que “todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad”, escribe el Papa en su carta, en la que reafirma el “compromiso” para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad.

Tras asumir que la Iglesia no ha sabido estar “donde tenía que estar” y tampoco ha “actuado a tiempo” al reconocer la “magnitud y gravedad” del daño causado a las víctimas, Francisco advierte que la situación ha de afrontarse con “solidaridad”. Es por ello que pide tanto “denunciar” todo lo que ponga en peligro a una persona como “luchar contra todo tipo de corrupción, especialmente la espiritual”.

El problema del clericalismo

Aun reconociendo el esfuerzo realizado en diversas partes del mundo en la implementación de la doctrina de ‘tolerancia cero’ frente a los abusos, el Papa afirma que queda mucho por hacer, pues “nos hemos demorado en aplicar estas acciones y sanciones tan necesarias”.

Para tener éxito, propone una “transformación eclesial y social” que debe partir de la “conversión personal y comunitaria”. Para ello invita primero a los files “al ejercicio penitencial de la oración y el ayuno”.

Finalmente, Francisco considera “imposible” alcanzar el cambio que desea sin que sean protagonistas todos los bautizados, para lo que es necesario acabar con el clericalismo, una “manera anómala” de entender la autoridad dentro de la Iglesia.

“Favorecido sea por los propios sacerdotes como por los laicos, genera una escisión en el cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo”, concluye el Pontífice argentino.

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