Jóvenes católicos bailan, cantan, oran y se comprometen con México

La Primera Jornada Nacional de la Juventud concluyó en la Basílica de Guadalupe con el compromiso renovado de los adolescentes y jóvenes de ser auténticos discípulos de Cristo

Desvelados y cansados, pero felices y con el ánimo renovado tras haber participado en la Primera Jornada Nacional de la Juventud Mexicana, cientos de adolescentes y jóvenes han comenzado a regresar desde la Ciudad de México a sus diócesis de origen, con el compromiso de ser constructores del Reino de Dios desde sus diferentes ámbitos de acción.

Fue un fin de semana intenso que inició el sábado por la mañana con formación catequética en cinco subsedes establecidas a lo largo y ancho de la Arquidiócesis de México, seguida de una peregrinación multitudinaria desde el Monumento a la Revolución hasta la Basílica de Guadalupe, para concluir con una velada de oración y la Eucaristía dominical a los pies de la Virgen Morena.

Cantos, bailes, coreografías, porras, vivas, pero sobre todo oración, fue lo que marcó la velada juvenil en la Casita del Tepeyac, una verdadera fiesta de fe en la que el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, envió un mensaje a la juventud católica mexicana, en su calidad de anfitrión. 

Tiempo propicio para escuchar a Dios

Tras explicar que san Juan Pablo II creó las Jornadas Mundiales de la Juventud –de las que posteriormente se desprendieron las jornadas nacionales–, pues estaba convencido de que es la etapa idónea para descubrir lo que Dios quiere de cada uno de sus hijos, el Arzobispo de México recordó que le tocó escuchar del ahora Papa emérito en la Jornada Mundial de la Juventud 2005, en Alemania, una frase que le impactó: ‘Jóvenes, no tengan miedo a Cristo, porque no les va a quitar nada, y se los va a dar todo’. “Yo era entonces un obispo joven”, señaló.

Y el papa Francisco –continúo– como un gran hombre práctico, que baja la doctrina para que se entienda bien, ha insistido una y otra vez en que la formación necesita mente, corazón y manos. Y es que –explicó– cuando el sentimiento supera la mente, hace que muchos caigan en un libertinaje que los lleva a ser esclavos de sus tendencias y pasiones. Por eso, el papa Francisco dice: ‘mente, corazón…’. Y se adelanta a decir: “y manos”. Es decir, tenemos que poner en práctica lo que racionalmente hemos clarificado, lo que emotivamente consideramos fundamental, hacerlo parte de nuestra vida”.

El cardenal Aguiar les sugirió a los jóvenes aprovechar los espacios de oración: “El silencio exterior permite que afloren nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones, nuestras inquietudes, nuestros anhelos, nuestros proyectos de vida… el silencio ante Jesús Eucaristía me permite entrar a ese discernimiento indispensable. Cuando hacemos este discernimiento podemos descubrir las inquietudes que ha sembrado el Espíritu en mí”. 

Una nueva etapa en la Pastoral Juvenil

En la misa, poco antes de despuntar el alba del domingo 12 de agosto, en que se celebró el Día Internacional de la Juventud –dedicado a reconocer y fomentar la participación activa de los jóvenes en todos los niveles sociales–, Rodrigo Aguilar Martínez, presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Familiar, Juventud, Vida y Laicos, hizo votos para que la Primera Jornada Nacional de la Juventud Mexicana sea signo de una nueva etapa en la vida de los jóvenes católicos en el país.

Por su parte, los jóvenes pidieron a la Virgen de Guadalupe por el papa Francisco y por los obispos, especialmente por los obispos mexicanos, “para que ayuden siempre a los jóvenes a seguir con paso firme el camino del amor que Cristo propone para alcanzar la salvación”.

Elevaron también sus oraciones a la Morenita del Tepeyac por los adolescentes y jóvenes católicos “para que rechacen los signos de muerte y vivan los valores del Evangelio”, así como por quienes han perdido las esperanzas en la vida, “para que como Iglesia, les ayudemos a ponerse de pie y seguir construyendo un México justo y fraterno”.

La Primera Jornada Nacional de la Juventud Mexicana se llevó a cabo con motivo del Año de la Juventud que se vive en México, como preparación al Sínodo de los Obispos de octubre próximo, cuya mirada estará centrada en los jóvenes, y la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Panamá en enero del 2019.

Noticias relacionadas
Compartir