El cardenal O’Malley sale al paso de las acusaciones sobre el seminario de Boston

  • Dos antiguos seminaristas han destapado en las redes sociales supuestos abusos y formas de intimidación
  • El cambio de rector y la puesta en marcha de una investigación, entre las medidas aprobadas por el arzobispo

Con cierta frecuencia se están repitiendo las sospechas sobre algunos de los obispos y cardenales más cercanos al papa Francisco. Este semana, el cardenal Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston y uno de los miembros del C-9 que asesora a Bergoglio en la reforma de la Curia Romana, ha tenido que salir al paso de las acusaciones que dos antiguos seminaristas de la diócesis estadounidenses vertieron en diferentes redes sociales –incluida la página de Facebook oficial de la archidiócesis–.

Una investigación, entre las medidas inmediatas

En sus mensajes, estos dos exseminaristas denuncian que “presenciaron y experimentaron actividades que son directamente contrarias a la moral y a los requisitos formativos de un sacerdocio católico”, según se especifica en un comunicado a la diócesis que se ha hecho público ayer.

Aunque el prelado asegura que aún no se han podido “verificar ni refutar estas acusaciones”, pero ha anunciado una serie de medidas para el Seminario de San Juan. El cardenal capuchino se muestra “comprometido para abordar inmediatamente para estos asuntos serios”.

Tras estas acusaciones, el rector del seminario James P. Moroney comenzará un año sabático mientras la diócesis impulsa “una consulta totalmente independiente con respecto a estos asuntos”. A este cambio se suman el nombramiento de un rector interino y la puesta en marcha de una investigación en la que formarán parte el obispo auxiliar de Mark O’Connell y un grupo de laicos que tendrá la función de afrontar cualquier “tema de acoso sexual en el seminario u otras formas de intimidación o discriminación” y analizar los procesos formativos de estos candidatos al sacerdocio.

“Estoy decidido a que todos nuestros seminarios cumplan con un alto nivel de confianza y proporcionen la formación necesaria para que los sacerdotes vivan una vocación exigente de servicio a nuestra sociedad contemporánea”, concluye el cardenal.

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