La pincelada interior sale a la luz

Un hombre mirando una obra en un museo

El interés –creciente– por mostrar la intensa religiosidad de la pintura española de siglo XIX y principios del XX se reúne en tres sorprendentes exposiciones que descubren enfoques sacros, en algunos casos prácticamente desconocidos. Es la que dedica el Museo del Prado al gran pintor del romanticismo español, Antonio María Esquivel (Sevilla, 1806-Madrid, 1857); la que ha inaugurado la catedral de Burgos sobre José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945); y la que presenta en Valencia la Fundación Bancaja en torno a la espiritualidad y el catolicismo de Joaquín Sorolla (Valencia, 1863-Cercedilla, 1923). Tres citas imprescindibles que redescubren una inédita mirada religiosa en la pintura española entre dos siglos.

“Por primera vez podemos ver juntas tres obras religiosas de Antonio María Esquivel poco conocidas por el público y que son sobresalientes en su trayectoria”, explica Javier Barón, comisario de la pequeña exposición que ocupa hasta el 20 de enero la sala 60 del Museo del Prado. Son únicamente tres obras, pero por su gran formato y por el esplendor recuperado tras sus restauraciones, no dejan indiferente: ‘La caída de Luzbel’ (1840), ‘El Salvador’ (1842) y ‘La Virgen María, el niño Jesús y el Espíritu Santo con ángeles en el fondo’ (1856). “Es una pequeña muestra que supone un gran proyecto. Gracias a esta milagrosa restauración, contamos con la obra de un artista que resolvió la difícil relación entre pintura y religión en su época”, según afirma Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo del Prado.

La religiosidad de los artistas

Más numerosa –y compleja– es ‘Gutiérrez Solana y la religión’, la muestra que la catedral de Burgos ha inaugurado dentro de la programación del VIII Centenario –que ya ha echado a andar, aunque se conmemora en 2021– en su claustro bajo, la sala Valentín Palencia. Son veinte lienzos pertenecientes a coleccionistas privados que nunca se habían mostrado conjuntamente. “Son obras que apenas se han visto y se muestran por primera vez en una sola exposición, siempre en torno a la religión como espectáculo, a la religión como punto final de nuestras vidas, como algo íntimo que forma parte de nuestra existencia”, en palabras de su comisaria, María José Salazar, conservadora del Museo Reina Sofía.

‘Sorolla y la espiritualidad’, la muestra que la Fundación Bancaja reúne en su sede valenciana hasta el 2 de septiembre, “aporta una aproximación a la presencia de la temática religiosa en la obra del artista valenciano, que se caracteriza por ser minoritaria en el conjunto de su producción y por concentrarse en los años más tempranos de su trayectoria, cuando estaba consolidando su personalidad artística y antes de desarrollar su estilo luminista”, manifiesta el comisario, Felipe Garín. Con solo seis obras, el protagonismo es absoluto del monumental ‘Yo soy el pan de la vida’ (1896-97), lienzo perteneciente a la colección Lladró y el “más emblemático” de su rara obra religiosa.

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