Fernando Cordero: “Informar es un ejercicio de amor”

Fernando Cordero Morales, director de la revista '21'

Cuando hizo la primera comunión en su Algodonales natal, sus padres le regalaron “una máquina de escribir Olivetti” y, desde entonces, no ha dejado de teclear. Hoy, unos cuantos años más tarde, Fernando Cordero Morales dirige la revista ‘21’, el mensual que un hermano de su congregación de los Sagrados Corazones fundó hace ya un siglo con el nombre de ‘Reinado Social’.

Un “milagro” de longevidad editorial que el religioso gaditano está celebrando con su habitual entusiasmo, pero, sobre todo, como más le gusta: trabajando. No solo como periodista y escritor, sino también como profesor y pastoralista en el Col·legi Padre Damián SS.CC. de Barcelona, todo “un regalo”.

Mientras tanto, él se imagina otro: una portada de su publicación que reúna al papa Francisco y al secretario general de la ONU rubricando la paz mundial junto al Mar de Galilea. A un medio centenario le está permitido soñar a lo grande.

PREGUNTA.- ¿Qué supone para ‘21’ cumplir cien años en estos tiempos en los que tantos proyectos editoriales y mediáticos nacen y mueren sin tiempo apenas para darse a conocer?

RESPUESTA.- Una gran alegría, enorme responsabilidad y una dosis sin límite de gratitud a suscriptores, amigos y profesionales que hacen posible nuestra publicación. La revista es un milagro que sigue manteniéndose gracias al Gran Periodista que es el Verbo encarnado, que quiere seguir sacudiendo conciencias y emplazándonos a vivir, sin metas ni barreras, la alegría del Evangelio, que es universal. El Espíritu nos va “soplando” gratuitamente todo aquello que necesitamos para seguir adelante con esta apasionante tarea de la comunicación.

P.- ¿Cómo está viviendo su nuevo director todas las celebraciones con motivo de este centenario ciertamente histórico?

R.- Como más me gusta: trabajando. Ha sido un año agotador en emociones, organización y red de comunión con otros medios. Hemos tratado de hacer lo imposible para que todo el mundo sepa que estamos cumpliendo cien años de apuesta por un periodismo de calidad, abierto a la sociedad, que disfruta de su gozosa identidad eclesial. Creo que ha merecido la pena, y hemos comprobado cómo los medios de Iglesia –y algunos públicos– somos una gran familia, donde vibramos unos con otros y nos apoyamos como buenos hermanos, sin la carga de los intereses empresariales y la competitividad reinante.

P.- Al asumir la dirección de ‘21’, aseguraba que “el periodismo es una vocación y un servicio inagotable” que le ha impulsado hacia adelante. ¿Hasta dónde?, ¿hasta cuándo…?

R.- Desde que mis padres me regalaron una máquina de escribir Olivetti para mi primera comunión, no he parado de redactar, entrevistar, hacer de periodista. Informar es un ejercicio de amor, donde dejas parte de ti en la manera de comunicar y de intentar hacer las cosas lo mejor posible. Además, resulta una profesión muy útil en el día a día, porque siempre hay algo de lo que informar a mayor o menor escala. Eso requiere de trabajo, en la mayoría de los casos, oculto y sacrificado. Así que supongo que, hasta que Dios me conserve las ‘pilas Duracell’, seguiré tecleando, hablando, navegando o lo que haga falta.

P.- En su saludo de presentación a los lectores, hablaba entonces de san Damián de Molokai como “el libro de estilo donde ‘21’ se ha de contrastar”. ¿Cómo se traduce esa inspiración en la línea editorial de la revista?

R.- El Corazón de Jesús está volcado hacia todos aquellos que sienten las heridas del dolor, la insolidaridad y la injusticia. El padre Damián, nuestro hermano más universal, nos recuerda siempre que hemos de vivir unidos a los excluidos de la historia, dándoles voz y haciéndonos eco de sus situaciones. Damián simboliza el compromiso hasta el extremo, al contraer la lepra por servir a sus compañeros de viaje en la isla de Molokai. Impresionante.

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