Obispo Arizmendi: “Para cambiar al país hay que desterrar el mal de nuestros corazones”

“Aunque los elegidos quieran combatir la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad, estos males están en el corazón humano de los ciudadanos, y estos los convierten en sistema corrupto y destructor”, asegura

El pasado 1 de julio tuvieron lugar las elecciones más grandes de la historia en México. Como resultado del proceso electoral, Andrés Manuel López Obrador, el tres veces candidato a la Presidencia de la República, fue electo como Jefe del Ejecutivo con el 53.19 por ciento de los votos; además, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido al que representa, logró obtener 70 de los 128 escaños en el Senado, y 303 de los 500 curules en la Cámara de Diputados.

Una vez concluido el proceso, el obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, aseguró que la elección ha sido la manifestación de la voluntad popular mayoritaria, y en una sana democracia, esto es lo que cuenta. “Podemos estar o no de acuerdo con los resultados, satisfechos o no con las personas que fueron elegidas. La mayoría consideró que se requería dar una oportunidad a quien parecería ofrecer una mejor alternativa para que cambie la situación en el país, y en eso hemos de fincar nuestra esperanza”.

Desterrar el mal

A través de un artículo publicado en la página de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dejó en claro que los cambios no dependerán sólo de una persona, ni siquiera de su equipo de trabajo, sino de todos. “Aunque los elegidos quieran combatir la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad, estos males están en el corazón humano de los ciudadanos, y éstos los convierten en sistema corrupto y destructor”.

Felipe Arizmendi apuntó que lo que corresponde hacer ahora es dar un margen de tiempo a los elegidos, a partir de que tomen posesión de su cargo, para que pongan en práctica sus promesas; y por otro lado, “colaborar en todo lo que podamos para mejorar al país, empezando por nuestras personas y familias”.

Orar por los gobernantes

El obispo emérito llamó también a orar por los futuros gobernantes: “Ahora y siempre será necesario hacer oración por quienes han sido elegidos, los del actual período y los del siguiente. Aunque a los incrédulos les parezca inútil la oración, nosotros tenemos mucha fe en su eficacia”, dijo.

Señaló que los mexicanos no tenemos una conciencia firme de la importancia de orar por los gobernantes. “Cuando un gobernante hace una cosa que no nos gusta, decimos cosas feas; si hace una cosa que nos gusta, decimos: ¡Ah, qué bueno! Pero lo dejamos solo, lo dejamos con su partido, dejamos que se las arregle con el parlamento. Nosotros no podemos dejar a los gobernantes solos; debemos acompañarlos con la oración. Los cristianos deben rezar por los gobernantes”.

Manifestó que la oración de intercesión es por todos aquellos que están en el poder, “para que podamos llevar una vida calmada y tranquila. Todo el pueblo se beneficia de esto. Debemos crecer en esta conciencia de rezar por los gobernantes. Por lo tanto, es oportuno preguntarnos: ¿Rezo por todos los gobernantes? Y si encuentras, cuando haces examen de conciencia para confesarte, que no has rezado por los gobernantes, di esto en la confesión. Porque no rezar por los gobernantes es un pecado”.

Recordó que el Papa también recomienda a los gobernantes orar: “es muy importante la oración del gobernante, tan importante porque es la oración por el bien común del pueblo que le ha sido confiado”.

Finalmente, el obispo Arizmendi explicó que es preciso no sólo criticar a los gobernantes; “si puedes –dijo– habla con uno de ellos personalmente, o mándale algún mensaje por algún medio, y compártele tus puntos de vista. No los dejemos solos. Necesitan nuestro consejo y nuestra fraterna corrección”.

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