El cardenal Schönborn, contra la reforma laboral austriaca: “No toquéis los domingos”

El cardenal Christoph Schonborn, en una imagen de archivo

El Gobierno de la República de Austria está llevando a cabo una serie de reformas laborales que no gozan de gran aceptación entre el público. La última polémica ha llegado estos días cuando se ha comenzado a debatir acerca de la posibilidad de incluir los domingos dentro de los turnos normales de trabajo, con lo que serían protegidos como día de descanso solamente cuatro domingos al año y aquellos que coincidieran con alguna fiesta. El cardenal Christoph Schönborn, presidente de la Conferencia Episcopal de Austria, ha sido el primer religioso en criticar esta medida.

Según informa la agencia SIR, el purpurado ha escrito un artículo en el que afirma que hay una gran diferencia entre que el domingo sea el día más importante de la semana y que sea un día de trabajo como cualquier otro, que es en lo que se está intentando convertir”. Denunció además la inconstitucionalidad de esta reforma, que se contradice con las leyes austríacas y viola los Acuerdos de Austria con la Santa Sede.

Por otro lado, la Alianza Austriaca para el Domingo Libre, formada por más de 50 asociaciones, argumenta que “el domingo no laborable crea calidad de vida a través del tiempo libre compartido y debe estar garantizado”, así como que los trabajadores “tienen intereses legítimos para un domingo y festivos regulares, gratuitos y programados”.

Asedio de una Iglesia en Nicaragua

Una parroquia del municipio de La Trinidad, en el norte de Nicaragua, fue rodeada en la noche de ayer, martes 3 de julio, por una multitud de policías y paramilitares, después de enfrentarse violentamente a un grupo de manifestantes cerca del templo. El incidente fue denunciado en redes sociales por el cardenal Leopoldo Brenes, quien además pidió a los asaltantes “suspender dicha acción de acoso para que los fieles puedan retornar a sus hogares”.

Algunos sacerdotes de las parroquias intentamos acercarnos para dialogar, para evitar un enfrentamiento entre manifestantes y policías, pero al llegar cerca de La Trinidad, los paramilitares nos impidieron el paso“, relata el sacerdote Eugenio Rodríguez a La Nación, tras ser retenido y desviado junto a otros cuatro curas mientras viajaba para calmar los ánimos de ambos bandos. Rodríguez explica además que la policía les había avisado de que habían recibido orden de “limpiar” de manifestantes la carretera de acceso a la población, muy cerca de la mencionada parroquia, y que fue esto lo que les hizo ponerse en camino.

Los enfrentamientos entre manifestantes y policía y grupos armados han dejado ya más de 220 muertos en apenas tres meses, sin que parezca, al menos por ahora, que las negociaciones vayan a llegar a buen puerto.

Los sacerdotes “no tienen experiencia” para el matrimonio

Así de tajante se ha expresado el cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio de Laicos, Familia y Vida. El purpurado opina que “no tienen credibilidad, no han vivido la experiencia; puede que conozcan la teología, la teoría, pero de ahí a ponerlo en práctica todos los días… no tienen la experiencia”.

El cardenal irlandés apuesta pues por una mayor participación de los laicos en la preparación al sacramento, argumentando que la muerte del clericalismo se ha producido “no porque nosotros lo hayamos matado, sino por puros números“. Pone como ejemplo la diócesis de Dallas, que dirigió de 2007 a 2016, en la que asegura que “hay un millón y medio de católicos y 75 sacerdotes, con un 45-50% de practicantes (…) hay que ocuparse del 99% de bautizados, no de lo que nos hemos preocupado siempre”.

Según recoge el Irish Times, Farrell también afirma que el papa Francisco “es consciente de que la Curia Romana está sobrecargada de clérigos, y no debería ser así. Las funciones administrativas puede hacerlas cualquiera, también los laicos“. Y lo mismo sucede con las mujeres, algo de lo que Francisco ya se está ocupando, habiendo designado a tres como consultoras de Doctrina de la Fe, un órgano clave en la Curia. Y no religiosas, sino casadas, como dice Farrell “tienen que ser mujeres del mundo que vivan en el mundo”.

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