Francisco quiere “provocar” a los cristianos para que actúen contra la pobreza, dice Rino Fisichella

Rino Fisichella, presenta un documento en el Vaticano

El presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, ha presentado esta mañana en Roma el Mensaje del papa Francisco para la II Jornada Mundial de los Pobres que este año tendrá lugar el domingo 18 de noviembre. Ha explicado que el Papa eligió la festividad de san Antonio de Padua, celebrada ayer 13 de junio, para firmar el mensaje por ser el patrón de los pobres.

Gritar, escuchar y liberar

El mensaje, titulado ‘Este pobre gritó y el Señor lo escuchó’ (Salmo 34,6), se estructura en torno a tres verbos: gritar, responder y liberar, para cada uno de los cuales el Papa elabora una reflexión. El primero, ‘gritar’, se refiere al grito de ayuda del pobre, que siempre es escuchado por Dios y el Papa se pregunta “¿cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no alcanza a llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes ?”. Y, como ocurre con la voz de Dios, Francisco afirma que “si hacemos mucho ruido, si nosotros hablamos demasiado, tapamos ese grito y no lo oímos“, haciendo necesario el “silencio de la escucha”.

El verbo ‘responder’ hace referencia al salmo, que continúa diciendo “y lo libró de todas sus angustias”. Esta respuesta de un Dios que no abandona es también “una invitación a que todo el que cree en Él obre de la misma manera”. En cuanto a ‘liberar’, es la intervención de Dios para restituir la dignidad al necesitado, que en este caso “toma la forma de una mano tendida hacia el pobre, que ofrece acogida, protege y hace posible experimentar la amistad“, convirtiendo por tanto a los hombres en instrumentos de Dios para ayudar a los pobres.

El Papa denuncia asimismo la invitación a “callar y asumir” que prevalece en la sociedad, y que proviene de voces guiadas por la fobia a los pobres, a quienes se quiere alejar. Pero, como ha recordado Fisichella, “la respuesta de los creyentes debe ser coherente y saber que un comportamiento contrario aleja de Dios, que está cerca de los necesitados”.

El mensaje por tanto, como ha recordado, “quiere ser una llamada de la comunidad cristiana a la escucha, que se transforme en intervención y acción concreta, que denuncie la indiferencia”. O dicho de otra manera, es incluso “una provocación para escuchar la voz del pobre que grita pidiendo auxilio”.

Una jornada similar a la de 2017

Fisichella también ha anunciado la agenda del Papa para la jornada. El sábado 17 de noviembre, la víspera, habrá una vigilia de oración en la Basílica de San Lorenzo Extramuros para todos los voluntarios que cada día dedican su tiempo a cuidar a personas necesitadas. El domingo, a las 9:30 horas, Francisco presidirá la Eucaristía en la Basílica de San Pedro, tras lo que almorzará con cerca de 3.000 pobres de Roma en el aula Pablo VI, como hiciera el año pasado.

Paralelamente, en las parroquias, colegios, centros de voluntarios, etc. que se están sumando a la celebración de la Jornada, se ofrecerá una comida a los pobres, como dice el Papa para que encuentren “la alegría de un día festivo, del calor de una casa, de compartir una mesa en ambiente fraterno“, algo que se dio en muchas diócesis en la celebrada en 2017.

Fisichella ha anunciado que de nuevo se instalará durante toda la semana –del 11 al 18 de noviembre– un pabellón sanitario en San Pedro donde se ofrecerá asistencia médica gratuita de distintas especialidades a los pobres que la necesiten. Para ello se cuenta con la colaboración de expertos de varios hospitales italianos así como de las principales facultades de medicina de la ciudad.

Finalmente, el obispo ha subrayado que la llamada del Papa en este mensaje “se dirige a todos los fieles singularmente a través de parroquias y grupos de voluntariado para que escuchen su grito muchas veces silencioso“. Una invitación a no olvidar a los más necesitados, y actuar en consecuencia.

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