Creo… en el Atleti

Fernando Torres en la celebración de la final de la Europa League ganada por el Atlético de Madrid

“Ser hincha de un equipo o pertenecer a una comunidad creyente comparten razones emocionales, difíciles de comprender para los que no tienen esas experiencias”. Así empieza una unidad del libro de SM-PPC para la asignatura de Religión en 1º de ESO. Un texto que está causando furor entre los hinchas del Atlético de Madrid (gracias al vídeo en el que un profesor se lo enseña a sus alumnos sacando pecho de los “valores” colchoneros ligados a la fe), que se han movilizado en las redes difundiendo un apartado en el que, a la pregunta de “¿qué es ser del Atleti?”, algunas de las respuestas son estas: “Un sentimiento muy grande, como haber nacido en alguna parte”. “Saber ganar y saber perder. Saber apasionarte”. “Ser del Atleti es ser buena persona, fíjate lo que te digo”. “Uno no tiene tantos triunfos ni tantas copas, pero tiene alma, espíritu”. “Una pequeña rebeldía”.

Con el fin de que nos cuenten su sentimiento, Vida Nueva contacta con cuatro apasionados acunados a la ribera del Manzanares y que compaginan esa identidad con una fuerte vivencia de la fe. Uno es Txomin Pérez, delegado de Medios de la Diócesis de Palencia: “No recuerdo cuándo fue, pero mi padre me debió decir: ‘Tu eres del Atleti’… Y hay cosas que a un padre no se le discuten. También fueron mis padres los que me llevaron por primera vez a una iglesia. Y, con el tiempo, he descubierto que soy Iglesia… y que soy del Atleti”. “Mi hijo –concluye Pérez– tiene cuatro años. Ya le he llevado a la Iglesia… y ya le he dicho que es del Atleti. De él dependerá hacer su camino. Y me tendrá a su lado”.

Miembros de una tribu

El abogado Ignacio Antón Lamarca, muy implicado en la pastoral de la Diócesis de Alcalá, nos ofrece su experiencia: “Ser de un equipo no viene precedido de un casting donde realizas la elección. Uno ‘es’ de ese equipo. Te configura, te hace miembro de una tribu, es el sentimiento de pertenencia a un colectivo que te hace sentirte especial. No eres uno más, eres de los de las rayas canallas de los colchones”. “Este sentido de pertenencia –enfatiza Antón– se equipara, salvando las enormes diferencias, con el sentimiento religioso. Cuando me abrazo con un desconocido que lleva la rojiblanca en el campo vivo una fraternidad que, más allá de respuestas, es similar a la que puedo tener con el hermano al que, sentado en mi banco, felicito la Pascua”.

Félix Moratilla, maestro y durante muchos años catequista en la Parroquia San Juan Bautista de Arganda del Rey, en Madrid, acota los términos del debate: “Decir que el fútbol es como una religión es una herejía. No es más que un juego, y la religión es trascendental en la vida del creyente”. Así, aunque sostiene que “la salvación de cada uno es una cosa muy seria, comparada con si la pelota entra o no”, añade esta coda: “Ser seguidor de un equipo, o por lo menos del Atleti, tiene mucho de creyente, y hasta de mártir”. Como en toda fe, para Moratilla aquí también hay un rito: “El bautizo, la presentación en el templo; la primera vez que acudimos al Calderón (ya al Metropolitano). Y del rito a la liturgia… “El salto al terreno de juego, donde se anima, se observan las jugadas… y el momento de la transubstantacion, el gol, el instante culmen del juego, donde el alma hace comunión con la felicidad divina”.

Santi Riesco, periodista de TVE (en el programa ‘Pueblo de Dios’) y sufrido seguidor del Atleti, se queda con la propuesta de otro libro de SM-PPC para la asignatura de Religión, en este caso de 2º de ESO, donde se expone el ejemplo de Fernando Torres, quien, en una entrevista, reclama huir de la imagen de los futbolistas como los “ídolos”. Y cuenta una anécdota reciente, cuando coincidió en la puerta del colegio de sus hijos con Mayte, correligionaria rojiblanca: “Tras hablarle de los libros y de que se ponía como modelos al Atleti y a Torres, ella dijo: ‘¡No me extraña!’. Y pasó a explicarme los lagrimones que se le caían a su marido leyendo un trabajo de Filosofía de su hija sobre los valores del Atleti’. Los padres pasaban a nuestro lado saludándonos, ajenos a la trascendencia de nuestra conversación. Algunos creían que hablábamos de fútbol. Los que nos conocen saben que el tema era el Atleti”.

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