El Vaticano consolida su lucha contra el blanqueo: las “transacciones sospechosas” descienden un 72% con respecto a 2015

  • El director de la Autoridad Financiera vaticana destaca el “fortalecimiento de las funciones de control”
  • El órgano independiente que busca prevenir el blanqueo mejora en 2017 su colaboración con otros estados

A las 11 de la mañana de hoy 27 de abril ha tenido lugar en Roma la presentación del informe anual de la Autoridad de Información Financiera (AIF) del Vaticano, que combate contra la financiación del terrorismo. René Brülhart, presidente del órgano, ha explicado a los medios que 2017 ha sido un año de “consolidación de las medidas adoptadas para establecer un marco normativo eficaz y su implementación plena y sostenible”. Es decir, que ya se ha puesto completamente en marcha.

Tomasso Di Ruzza, director de la AIF, ha asegurado que se ha registrado una considerable disminución de informes sobre actividades sospechosas, que han bajado a 150 en 2017 frente a los 207 que hubo en 2016 y los 544 de 2015. Algo que ha leído positivamente “porque la calidad de los informes ha aumentado, mostrando una creciente conciencia y fortalecimiento de las funciones de control de los agentes informadores”. También ha informado de que cada vez es mayor la colaboración con organismos de otros Estados, con los que se intercambió información hasta en 268 casos y se firmaron 19 memorandos en 2017.

¿Qué es la AIF?

La Autoridad de Información Financiera fue fundada por Benedicto XVI en 2010 para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, y la constitución por la que se rige fue aprobada por Francisco en 2013. Desde entonces, la AIF lleva a cabo las funciones de información financiera y supervisión no solo para combatir sino también para prevenir estos delitos. Su labor a nivel internacional se centra en la colaboración con otros países para combatir el lavado de dinero intercambiando información, especialmente a través del grupo Egmont, en el que representa al Vaticano, y que busca componer una red con más de 120 instituciones de inteligencia financiera tanto para facilitar la detección de blanqueo y financiación terrorista como para desarrollar las técnicas necesarias para ello.

A nivel vaticano, se trata de un órgano independiente que también sirve para supervisar el Instituto para las Obras de Religión, más conocido como Banco Vaticano, con el fin de prevenir delitos en el mismo y contribuir a la transparencia hacia la que poco a poco va progresando tras varios escándalos.

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