Mil laicos dinamizarán las parroquias rurales de Galicia

Grupo de laicos de la Archidiócesis de Santiago de Compostela que van a hacerse cargo de varias parroquias rurales

Más de mil laicos están formándose, desde el  pasado mes de noviembre, en los centros de la Escuela Diocesana de Agentes de Pastoral (EDAP) de la Archidiócesis de Santiago de Compostela. Orientada principalmente a aquellos seglares que desempeñan ya algún ministerio dentro de las comunidades parroquiales o están llamados a ello, la EDAP pretende reavivar la conciencia de su vocación bautismal. El objetivo no es otro que el de formar discípulos misioneros.

La EDAP surge, en declaraciones a Vida Nueva de Jesús Fernández González, obispo auxiliar de Santiago de Compostela, “al percibir la necesidad de mejorar la formación de la mayoría de los cristianos laicos; también de los colaboradores parroquiales. La indispensable renovación pastoral de nuestra Iglesia dependerá de la renovación de las estructuras, de la actualización del estilo evangelizador y, sobre todo, de la formación de los llamados a evangelizar. Nuestra esperanza está puesta en que la Escuela les ayude a actualizar su vocación evangelizadora en el seno de una Iglesia más corresponsable, cada uno desde su carisma y ministerio”.

Magnífica acogida

Este itinerario diocesano de discípulos misioneros –una idea en la que se insiste mucho en la archidiócesis gallega– se desarrolla a lo largo de dos cursos, uno general y otro específico. Cada uno consta de doce sesiones de trabajo (de hora y media de duración) y de cuatro encuentros (tres retiros por zona y la asamblea diocesana, programada para el próximo 9 de junio). Cada sesión consta de una parte kerigmática (30 minutos) y otra de formación (50 minutos).

Buscando la proximidad, se han constituido 26 centros a lo largo y ancho de la geografía diocesana, alguno de ellos en sitios en donde hasta ahora resultaba impensable organizar una actividad formativa para adultos y, sin embargo, con una magnífica acogida. Un dato especialmente destacable y esperanzador es la alta participación en las zonas rurales y en las villas más pequeñas (en Serres hay 35 alumnos y en Sanxenxo hay 39, por ejemplo).

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