El arzobispo castrense: “Juan de Borbón no regateó en sacrificios por España”

  • Juan del Río preside en El Escorial el funeral por el 25 aniversario de la muerte del conde de Barcelona, celebrado por expreso deseo de Felipe VI
  • El prelado destacó en la homilía cómo “sin llegar a reinar, consiguió para nuestro país abrir nuevos tiempos de paz, progreso y modernidad”

El monasterio de El Escorial acogió ayer la misa funeral que, por deseo expreso de Felipe VI, se ofició para conmemorar el 25 aniversario de la muerte de su abuelo y conde de Barcelona, Juan de Borbón. “España debe a S.A.R. Don Juan de Borbón gratitud, reconocimiento y deber de dar a conocer su obra a las nuevas generaciones”, ensalzó durante la homilía el arzobispo castrense, Juan del Río, que presidió una ceremonia a la que asistieron los reyes Felipe y Letizia, los monarcas eméritos Juan Carlos y Sofía, además de otros familiares y representantes políticos, como el ministro portavoz del Gobierno Íñigo Méndez de Vigo.

“El Resucitado convierte nuestras lágrimas de luto, como las de María en el sepulcro, en gozo y alegría”, manifestó Del Río que subrayó cómo “en esta fe vivió y murió D. Juan de Borbón”.  Al glosar la figura del conde de Barcelona, el arzobispo castrense reconoció que “sin su excepcional figura y generosidad, nuestro pueblo difícilmente hubiese gozado hoy de la reconciliación social, de la democracia y del desarrollo socioeconómico que tiene”. En esta misma línea, subrayó cómo “sin llegar a reinar, consiguió para nuestro país abrir nuevos tiempos de paz, progreso y modernidad. Para ello, no regateó sacrificios”.

Incomprensiones de cercanos y lejanos

Entre ellos, apuntó cómo “asumió los sinsabores de un largo exilio, el dolor de nuestra contienda civil, las incomprensiones de cercanos y lejanos”. En este punto, hizo hincapié en que “por amor a su Patria y a la Corona llegó hasta desprenderse de su hijo” y recordó el histórico “Majestad, por España, todo por España” a través del cuela entregó el relevo dinástico.

Del Río también puso en valor cómo en su testamento se confesó católico, “consciente de que en el seno de la Iglesia es donde se experimenta el perdón de nuestros pecados que, por la debilidad humana, se hacen presentes en la vida de los mortales”.

Así, detalló que en la cláusula decimotercera del documento expresa “su petición de perdón a todos aquellos a quienes hubiera podido perjudicar u ofender”, algo que el prelado ofrece como “lo más genuino del Evangelio” lo que lleva a calificarle como “persona magnánima y noble caballero”.

Salvaguardar la monarquía

El prelado concluyó definiendo a Juan de Borbón como “norte y guía, en salvaguardar una monarquía que fuera de todos, y para todos, lejos de sectarismos y partidismos” que se presenta hoy como “ejemplo de patriotismo, sentido del deber, humanidad, diálogo y gran apertura de espíritu”.

El arzobispo castrense concluyó su alocución invocando a la Virgen María, para que “nos libre de todos los peligros y podamos convivir en unidad, concordia, solidaridad, justicia y paz”.

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