Roberta Tremarelli: “Hay familias en las que los derechos de los niños no se tienen en cuenta”

  • Vida Nueva entrevista a Roberta Tremarelli, máxima responsable internacional de Infancia Misionera
  • “El objetivo es sensibilizar, crear un estilo de vida. Que desde niños estén atentos a las necesidades de los demás”

Roberta Tremarelli secretaria general de infancia misionera imparte una charla en madrid

La hermana Roberta Tremarelli es la secretaria general de Infancia Misionera, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, que este año cumple su 175 aniversario.

PREGUNTA.- Desde la declaración de los derechos del niño, en 1959, ¿se ha avanzado?

RESPUESTA.- Se han hecho algunos progresos pero en muchos países hay una violación plena de muchos derechos, incluso del derecho a la vida, a la salud, a la alimentación o al hogar. Esto ocurre en muchos países de África, en algunos de Asia y de América Latina, donde no se tienen en consideración de ninguna manera. Ni por parte de los Estados ni, por desgracia, por parte del resto del mundo, ya que vemos muchas noticias pero nadie hace nada un poco con la excusa de que como son problemas muy grandes y complicados de resolver nadie se ocupa de estas situaciones. Hay sitios donde no hay agua potable ni en la parroquia, no sólo en las casas, y nosotros es algo que damos por hecho, pero allí no la hay.

P.- ¿Cuáles son los lugares donde se respetan menos los derechos de los niños?

R.- En África están los que conocemos, Sudán del Sur, el Congo, República Centroafricana… Aunque también hay otros como Ghana, que es un país muy rico especialmente en las diócesis más cercanas al mar, pero hay otras más al norte que son paupérrimas. Luego en Asia países como Filipinas o Sri Lanka, aunque también obviamente Siria. En América tenemos Venezuela, donde ahora mismo los niños son quienes más sufren. Pero pienso que hay problemas también en países europeos, en general en Europa estamos bien pero hay muchísimas familias donde algunos derechos de los niños no se tienen en cuenta. En Italia por ejemplo hay niños que no van al colegio, sino que trabajan, y esto sucede en muchos más sitios de los que pensamos.

P.- ¿Dónde está más desarrollada la labor de Infancia Misionera?

R.- En los países que consideramos más necesitados. En América Latina, África y Asia Infancia Misionera es una de las pocas propuestas que existe para los niños. En España, Francia o Italia, Infancia Misionera se concentra en algunos eventos como la Jornada Mundial de la Infancia o la Jornada Misionera Mundial. Pero en estos otros por el contexto familiar, sanitario, escolar o de guerra no se ayuda a los niños y el único punto de referencia que busca transmitir valores cristianos y humanos a los niños es Infancia Misionera. Son caminos que se recorren todo el año, encuentros periódicos para animarlos a la misión, y aparte reciben subsidios para sus proyectos. Pero ellos a veces también se esfuerzan voluntariamente para contribuir al fondo universal de solidaridad. Por ejemplo hay una diócesis del Congo en la que los niños han recogido una suma que no parece muy grande pero proporcionalmente es muy superior a las que recogemos en los países occidentales.

“El objetivo real es crear un estilo de vida”

P.- Teniendo en cuenta la sociedad de hoy en día ¿cómo es posible concienciar a los niños de que hay otros que no tienen tanta suerte?

R.- No es fácil porque si el niño ve una foto o escucha un testimonio de un misionero sí que se involucra y contribuye esa vez. Pero el objetivo de Infancia Misionera es sensibilizar, crear un estilo de vida en el niño. Es decir que esté atento desde pequeño a las necesidades de los demás. No es para nada fácil hoy por hoy, que los niños lo tienen todo y les dan todo lo que quieren. Pero pienso que recorriendo un camino continuo se puede hacer porque los niños aprenden rápido, son muy sensibles y abiertos, más que los adultos. Así que si aprenden algo de pequeños y lo adoptan como estilo de vida seguirán haciéndolo también de adultos.

P.-  ¿Tienen miedo de que el escándalo de Oxfam afecte a los proyectos?

R.- Hoy la gente tiene poca confianza en muchas instituciones, también en la iglesia. En parte porque nos llegan noticias de estos escándalos que son un porcentaje muy pequeño -no quiero justificarlos, el porcentaje debería ser nulo- pero siguen siendo los que tienen más publicidad o hacen más ruido respecto a todo el bien que se hace. Ahora la gente necesita recuperar la confianza, de hecho muchas veces cuando llegan propuestas de jornadas de animación o recogida de fondos, la gente te pide el “recibo”, te dicen “de acuerdo, doy tal cantidad pero quiero saber quién la utiliza y dónde acaba ese dinero”. Como Obras Pontificias deberíamos ser una garantía, porque todo lo que se financia pasa a través de la nunciatura o los obispos hasta llegar a su destino así que debería estar más garantizado. Esperamos que sea así, también por el bien de los niños, ya que por desgracia a veces hay quien se beneficia de situaciones de necesidad

P.- ¿Cuál cree que es la mejor forma de que la gente confíe en la institución?

R.- Pienso que el espíritu cristiano. Sentirse cristiano y parte de la iglesia a nivel universal significa que contribuir y colaborar, porque toda la Iglesia tiene un mismo propósito que es llevar a Jesús y ayudar a los demás. La necesidad de un recibo de la que hablaba antes es a nivel humano, si los cristianos ascendemos a un nivel superior, con la ayuda de Dios, nos fiamos. Porque si cada vez que hacemos una buena acción tenemos la necesidad de ver el resultado nos arriesgamos a no hacer nada. Al final la confianza viene con la fe, van juntas.

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