¡Te lo juro por Quini!

  • Fernando Fueyo, capellán del Sporting, cree que “se le rompió el corazón de lo grande que lo tenía”
  • En su funeral, celebrado en el césped del Molinón, el sacerdote aseguró que Francisco rezaba por él

Fueyo preside el funeral de Quini

Han pasado unos días, pero Gijón aún no se sobrepone… Toda Asturias está de luto. Se le ha muerto, se nos ha muerto, Enrique Castro. Quini. El Brujo. Quien fuera leyenda del Sporting, del Barça y de la Selección Española, siete veces Pichichi (cinco en Primera y dos en Segunda) y, sobre todo, un jugador querido en todos los campos de fútbol, donde se reconocía su respeto por los rivales, su sencillez y su bondad natural, murió el pasado 27 de febrero a los 68 años, víctima de un repentino infarto.

“A Quini se le rompió el corazón de lo grande que lo tenía”, le salió del alma en su homilía a Fernando Fueyo, el capellán del Sporting, que acompaña al primer equipo desde hace más de 20 años y quien ha compartido miles de horas de confidencias y vivencias con el jugador, que ahora desempeñaba la labor de delegado de campo del club. Fue una histórica misa de despedida en pleno césped del Estadio El Molinón, ya rebautizado como El Molinón-Enrique Castro Quini.

Los 14.000 asistentes a la ceremonia copaban las gradas e interrumpían con cerradas ovaciones frases de Fueyo como estas: “Amaba a todos y por eso todos lo amábamos”. El momento cúlmen llegó cuando anunció que sabía por una fuente directa que el papa Francisco había asegurado ese día que rezaba por él.

Perdonó a sus secuestradores

Como ya contó en su día a Vida Nueva el propio Fueyo, se sintió un afortunado por compartir con Quini algunos de los momentos más duros de su vida, como su lucha contra el cáncer o la muerte de un hermano cuando salvó a cuatro niños de ahogarse en la playa. Al padecer la dura experiencia de un rapto, durante 25 días, por unos trabajadores que pasaban por una angustiosa situación económica, también estuvo a su lado, aunque fuera desde la distancia: “Cuando le secuestraron, en 1981, yo estaba en Burundi, donde pasé 13 años de misionero… Recé mucho por él”.

Sobre este triste episodio, ha trascendido que Quini perdonó de corazón a esas personas y, tras su condena, renunció a toda indemnización. Años después, incluso, retomó el contacto con uno de ellos y, tras entrevistarse personalmente, le dio su teléfono para que le llamara cuando le hiciese falta.

En todos este tiempo, cuenta Fueyo, “coincidimos mucho en el club, siendo él el delegado de campo y yo el capellán. He casado a dos de sus hijos y he bautizado a su nieta. En sus muchos años de lucha contra el cáncer, yo le acompañé”.

Una relación de amistad que se refleja en el humor. Y es que el jugador, como dijo Fueyo divertido en el funeral, “las armaba muy gordas”. Bromista infatigable, recordó la anécdota del día en que, en la misa con el equipo antes de un partido, se topó con que “Quini se había bebido todo el vino”.

“Además –explicó el cura a Vida Nueva–, siempre teníamos una broma recurrente: yo siempre digo que no se puede jurar, pues es pecado… Salvo una excepción. Siempre decía ‘te lo juro por Quini’. Y él me respondía, entre risas, con un ‘te lo juro por Fueyo’”.

Comprometido con Mensajeros de la Paz

También estuvo presente en el último adiós a Quini en el césped del Molinón el padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz e insigne asturiano. Contó que la leyenda sportinguista fue un estrecho colaborador de su entidad solidaria desde sus inicios y que se comprometía personalmente en la ayuda a muchas personas con problemas. De hecho, este pasado viernes 2 de marzo celebró una eucaristía en su memoria en su iglesia de San Antón, en Madrid.

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