A las 8:00 h. de la mañana de este lunes 15 de enero, el papa Francisco ha despegado de Fiumicino, iniciando su viaje apostólico a Chile y a Perú. Nada más iniciar el vuelo, el Pontífice ha querido acercarse a saludar a los periodistas que le acompañan en el avión. Tras darles los buenos días, les ha contado que estuvo viviendo en Chile un año de joven, por lo que conoce muy bien el país. A Perú en cambio ha confesado que no ha ido tantas veces, no más de dos o tres.
Pero lo importante de este momento es que ha repartido a la prensa una fotografía muy peculiar, que ya había dado que hablar.
La instantánea en cuestión fue tomada por Joseph O’Donnell en 1945 tras los atroces bombardeos atómicos llevados a cabo por Estados Unidos sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Concretamente esta foto fue hecha en la segunda ciudad, y muestra un niño pequeño con el cuerpo sin vida de su hermano, apenas un bebé, cargado a las espaldas, esperando que lo incineren.
Francisco la acompaña con su firma y una frase muy simple, ‘El fruto de la guerra’. Ha contado a los presentes que la encontró hace relativamente poco y le causó un gran impacto, por lo que quería compartirla.
Según informa Radio Vaticana, se ha mostrado visiblemente preocupado por la posibilidad de una guerra nuclear. “De verdad me da miedo, estamos al borde, basta un accidente para desencadenar la guerra. (…) Hay que destruir las armas, empeñarnos en el desarme nuclear” han sido sus palabras.
