Los curas villeros también apoyan al Papa

  • Los curas que trabajan pastoralmente en barrios carenciados de la Arquidiócesis de Buenos Aires y de otras diócesis del Gran Buenos Aires, publicaron hoy la declaración “Los pobres, la Iglesia y el Papa”
  • En el documento, manifiestan su preocupación por algunas afirmaciones que circulan en los medios sobre estos temas, sumándose así a la preocupación de los obispos argentinos

Una defensa más sobre la figura del Papa Francisco y sus opciones pastorales, después del comunicado de la Conferencia Episcopal Argentina de ayer. En este caso, los curas villeros que trabajan en la Arquidiócesis de Buenos Aires y en el conurbano bonaerense, dieron su “palabra pública desde nuestro lugar, desde nuestra mirada” a través de la nota titulada “Los pobres, la Iglesia, el Papa”.

“Somos curas que vivimos  y/o trabajamos en villas y/o barrios populares. Somos curas agradecidos de que los pobres nos hayan hecho un lugar entre ellos. Nuestro modo de estar es la cercanía, la amistad, la oración y el trabajo pastoral. En este sentido, nuestra opción comienza en el trabajo y las obras”.

La opción es por los pobres

Afirman que es el Evangelio el que invita a la vida con los pobres, no sólo para darles de comer, sino porque se los considera dignos de sentarse a participar de la mesa. “Es pasar de la generosidad a la comunión”. Y es este mismo Evangelio el que indica permanecer cerca del pueblo, sobre todo de los más débiles, necesitados y solos. “…hacernos prójimos, hacernos familia”. La vida con ellos (con los pobres) les ha permitido valorar la cultura popular latinoamericana, que opta por la vida y la libertad. El anhelo de los vecinos es que su familia viva bien. Por eso, de las chapas y las maderas han pasado a la loza y los ladrillos, para brindarles un mejor futuro a sus hijos y nietos.

Manifiestan que ellos (los curas) quisieron hacer un aporte para que los vecinos vivan mejor: han levantado capillas, escuelas, jardines comunitarios, clubes, centros de formación y de atención de personas con problemáticas de adicción, cooperativas de trabajo. Todo esto fue posible con la colaboración de muchos. Y de distintas maneras, se buscó “… derribar muros y tender puentes para una real integración urbana”

La treintena de curas que firman el documento, entre los que figuran Gustavo Carrara y Jorge García Cuerva, recientemente nombrados obispos por el Papa Francisco, expresan que “con cierta perplejidad en este último tiempo leemos o escuchamos que la Iglesia en general, y en especial el Papa, no quieren que los pobres dejen de ser pobres, porque de esta manera se perdería lugar de influencia”.

Creen que las reflexiones que se hacen sobre los pobres y las organizaciones que ayudan a superar la pobreza, deben hacerse desde el conocimiento, la cercanía, el amor a los pobres, pero sobre todo, desde una profunda conciencia de igualdad. De otro modo, se facilita el levantar muros y a cavar grietas que son un signo de nuestro tiempo, por creerse distintos y no reconocerse como hermanos.

El ejemplo y la palabra de Francisco

Para que haya una verdadera integración social y urbana hay que reconocer al pueblo que vive en los barrios, como sujeto colectivo con su cultura, su lenguaje, su razonamiento, sus tiempos, sus símbolos. “Esto no es populismo, es sencillamente respetar al otro como otro”. Y en la categoría del encuentro, los barrios pobres recibirán mucho, pero también valoran lo mucho que aportan con su trabajo como fuerza económica insustituible y dignificadora: en la construcción, en el cuidado de los enfermos y mayores, en la realización en la ropa, en los alimentos que consumimos.

Los curas villeros confirman que históricamente hemos pedido la presencia inteligente del Estado en los barrios populares y hemos facilitado su estar ahí. Es el Estado el que tiene en sus manos las mejores herramientas para la integración, como en el caso de la generación de trabajo para los sectores populares. “Donde el Estado no está inteligentemente presente, aparecen las organizaciones criminales que principalmente afectan la vida concreta de los vecinos de nuestros barrios”.

Fieles al mandato del Papa Francisco, testifican que “siempre nos ha alentado a trabajar a favor de los más pobres”. Y saben que, en nuestro mundo de hoy, su palabra es interpeladora y molesta: Para nosotros, su ejemplo y su palabra son una invitación renovada a estar al servicio de los más pobres y no de nosotros mismos. Apoyando estas afirmaciones citan la Exhortación Apostólica Evangelii Guadium, en su número 203:“¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia”.

Piden la intercesión de la Virgen de Luján para que Ella inspire los caminos para “cuidar a nuestra Patria empezando por los más pobres”.

 

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