Diego Padrón: “El año 2017 los venezolanos no lo hemos vivido, lo hemos sufrido”

  • Los obispos celebran la primera Asamblea Ordinaria del año “después de una de las Navidades más tristes en la reciente historia”
  • El presidente del Episcopado hace un balance crítico del panorama nacional y los desafíos que representa para la Iglesia

Diego Padrón presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela Asamblea Plenaria enero 2018

Con las palabras de apertura del arzobispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Diego Padrón, inició el domingo 7 de enero, en Caracas, la 109º Asamblea Ordinaria Plenaria de la CEV. Durante su intervención, de 50 minutos –en el acto de instalación de la Asamblea–, el obispo aseguró que “el año 2017 los venezolanos no lo hemos vivido; ante todo, lo hemos sufrido”.

“Traemos la angustia y el clamor de la gente”

“Los obispos llegamos a nuestra primera Asamblea Ordinaria del nuevo año después de una de las Navidades más tristes en la reciente historia de Venezuela”, ha dicho Padrón ante sus hermanos obispos, los directores de los departamentos de la CEV, y algunos invitados, entre quienes se encontraban el padre Francisco Méndez, SDB, presidente de la Conferencia Venezolana de Religiosos (CONVER), el padre Francisco José Virtuoso, SJ, rector de la Universidad Católica Andrés Bello, y la Dra. María Elena Febres, presidenta del Consejo Nacional de Laicos (CONALAI).

“Traemos la angustia y el clamor de la gente por pan y remedios, y más que todo, fe y esperanza en el poder salvador de Dios, palabras de consuelo y proyectos de solidaridad para nuestro pueblo”, reiteró el presidente de la CEV.

En su discurso se refirió, en primer lugar, a los hechos que marcaron el panorama eclesial latinoamericano durante el segundo semestre de 2017, como la celebración de los 50 años de la encíclica Populorum Progressio, en San Salvador –en el marco del centenario del natalicio de Monseñor Romero–, cuya actualidad es “dramáticamente interpelante” en la situación actual de Venezuela, así como el anuncio de la celebración de los 50 años de Medellín, el próximo año, y la visita del papa Francisco a Colombia, cuando también recibió a la Presidencia de la CEV y manifestó que “sigue con preocupación los acontecimientos en Venezuela y les pidió que mantuvieran su compromiso con el pueblo, le siguieran acompañando y defendiendo sus derechos”.

Padrón también evocó con esperanza las consultas para la Asamblea Ordinaria General del Sínodo de los Obispos, que se realizará en octubre para abordar la temática de los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, y la convocatoria para una Asamblea sinodal extraordinaria para la región Panamazónica, a realizarse en octubre de 2019, al igual que la primera Jornada Mundial de los Pobres, del pasado 19 de noviembre, y el encuentro de laicos con responsabilidades políticas en Latinoamérica, promovido por la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), entre el 1º y el 3 de diciembre, y que contó con la participación de dos políticos venezolanos.

Sombrío panorama nacional

Sin embargo, en la segunda parte de su discurso, el presidente de la CEV no dejó de referirse al sombrío panorama nacional que también ha representado el 2017 para el pueblo venezolano: “Entre abril y julio más de 130 muertos, 1500 heridos y miles de detenidos, llevados a la cárcel ilegalmente. En los últimos meses ha crecido y se ha extendido de modo acelerado el malestar general del país. La comida y la medicina no sólo escasean, sino que, cuando aparecen, aumentan exorbitantemente de precio cada día”.

En este contexto, de cara a la crisis ideológica, ético-política y económica que sufren los venezolanos, Padrón denunció –como lo ha hecho en otras oportunidades– que “el actual Gobierno, no democrático en sus decisiones, actuaciones y proyectos, no es tampoco legítimo en su desempeño”, refiriéndose, concretamente, a la asamblea nacional constituyente como “un engendro estratégico de carácter político, que no es ni originaria, ni plenipotenciaria, puesto que lo originario es sólo el poder soberano del pueblo”.

¡No resignarse!

Con todo, la CEV es enfática al sugerir que “no hay que resignarse o acostumbrase al mal que viene de las decisiones erradas, de la violencia, la injusticia o la mentira”. Identificada con el pueblo, la Iglesia venezolana ha recordado el coraje profético de los obispos latinoamericanos en la II Conferencia General de Medellín, hace 50 años, destacando que “ella [la Iglesia] levanta su voz, la de sus fieles y pastores, en defensa de la vida y de los derechos del mismo pueblo”.

“A nosotros, pastores, nos preocupa sobremanera la vida de nuestro pueblo: su salud, su alimentación, sus medicinas, su seguridad, su empleo, su educación, pero de modo particular, su identidad espiritual de autenticidad cristiana y su consecuente vida moral. Nos duele la situación inhumana en que viven la mayoría de los presos, comunes y políticos, acrecentado este dolor con la pena de que el sistema penitenciario ni siquiera nos permite visitarlos”, ha lamentado Padrón.

No desentenderse del pueblo

En sintonía con la herencia teológica y pastoral de América Latina, el presidente de la CEV ha señalado uno de los principales desafíos de la Iglesia, en el momento actual, a partir de las consecuencias socio-políticas que devienen de su misión evangelizadora: “El anuncio evangelizador, por consiguiente, no puede desentenderse de la suerte de nuestro pueblo ni dejar de apoyar todo lo que evangélica y legítimamente lleve a su liberación.

En torno a la coyuntura que rodea las fricciones políticas en el país, la CEV confía que el proceso de negociación política que está previsto continuar en República Dominicana, dentro de algunos días, permita el entendimiento entre el Gobierno y la oposición democrática, y genere resultados positivos para la nación: “Una negociación sin resultados favorables para el pueblo sería un fracaso”.

Hambre y convulsión social

Por último, Padrón se ha mostrado sensible ante las dramáticas protestas de hambre que se vienen desarrollando en Venezuela, con acciones violentas y saqueos de negocios, debido al desabastecimiento de alimentos y gasolina, como ocurre en los países que viven una situación de convulsión social. Crítico ante la respuesta del Gobierno, el obispo ha manifestado que “el hambre de un pueblo no se logra resolver estructuralmente ni con bolsas de comida, ni con bonos mensuales (…). Esas bolsas, si por una parte son un paliativo, por otra crean hábitos de mendicidad”.

Con todo, el presidente de la CEV también hace un llamado a la solidaridad y a la paz: “¡A los cristianos, la caridad de Cristo nos urge a socorrer a los más necesitados! Y nos obliga también en conciencia a evitar acciones que contribuyan a aumentar la violencia, dañar la propiedad ajena y responder con odio y con armas las injurias sufridas”.

“El perdón y la reconciliación son la base de la solidaridad y la paz”, dijo, al final de su intervención.

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