Francisco clama por los migrantes: “¡No sofoquemos sus expectativas de paz!”

  • La Jornada Mundial de la Paz marca el primer rezo del Ángelus del año
  • El Papa presenta a María como modelo de cómo “recibir la Navidad: en el corazón”

Hoy, primer día del año, Solemnidad de María Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, el Papa se ha asomado a la ventana del Palacio Apostólico para presidir el rezo del ángelus. Lo primero que ha hecho es encomendar el año 2018 a la protección materna de la Virgen, tras lo que ha iniciado la pequeña alocución con la que acompaña siempre el rezo del ángelus.

Repasando el Evangelio del día, en que los pastores llegan a Belén a adorar al Niño, Francisco se ha detenido en la parte que habla de la Virgen, que “guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”. Entonces el Papa ha exhortado a todos a seguir el ejemplo de la Madre de Dios, “quien nos enseña la verdadera manera de recibir el regalo de Dios: conservarlo en el corazón y meditar sobre él. Es una invitación dirigida a cada uno de nosotros para orar contemplando este regalo que es el mismo Jesús”.

Francisco también ha recordado que la maternidad de María no se reduce a dar a luz a Jesús para que se haga hombre, sino que evoluciona gracias a su fe, que la convierte en la primera discípula de Jesús. Es ella quien “provoca” el primer milagro en Caná, y recibe a san Juan como hijo junto a la Cruz, y finalmente “se convierte en una madre orante de la Iglesia a la que el Espíritu Santo desciende con todo su poder el día de Pentecostés”.

La Virgen en la Jornada Mundial de la Paz

“Como madre, María desempeña una función muy especial -ha continuado el Papa – se sitúa entre su Hijo Jesús y los hombres en la realidad de sus privaciones, pobrezas y sufrimientos”. Ella es consciente de que puede interceder por los hombres, “especialmente los más débiles y desfavorecidos” y estos precisamente es a quien el Pontífice ha dedicado esta Jornada Mundial de la Paz, a “migrantes y refugiados, hombres y mujeres que buscan la paz”.

Francisco ha querido una vez más dar visibilidad a estas personas que están dispuestas a abandonarlo todo y emprender un viaje con destino incierto, lleno de dolor y sufrimiento en busca de una vida en paz y tranquilidad. “¡No sofoquemos sus expectativas de paz!”, ha clamado el Papa.

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