Ángelus de Nochebuena: “Rezad ante el pesebre”

  • El Papa culmina el cuarto domingo de adviento recordando que “María no habla de gloria o privilegio, sino de humildad y servicio”
  • En la antesala de la Navidad, Francisco clama por los cristianos secuestrados en todo el planeta

El Papa Francisco, en el Ángelus de Navidad del 24 de diciembre de 2017/EFE

Como todos los domingos, el Papa se ha asomado hoy, la víspera de Navidad, a la ventana del Palacio Apostólico para rezar el ángelus con los fieles presentes en la plaza de san Pedro. En el discurso previo a la oración, Francisco ha reflexionado acerca del Evangelio del día, que corresponde al pasaje de la Anunciación.

Ha querido destacar el contraste entre las palabras del ángel y las de la virgen, un contraste presente “en la dimensión y contenido de las expresiones de los dos protagonistas. El ángel le dice a la Virgen ‘Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin’”. El Papa ha explicado entonces la importancia y grandeza de esta revelación “El niño que nacerá de esta humilde muchacha de Nazaret será llamado el Hijo del Altísimo: no es posible concebir una dignidad más alta que esta”.

La humildad de María

La respuesta de la Virgen en cambio tiene un registro muy diferente “es una frase corta, que no habla de gloria o privilegio, sino solo de disponibilidad y servicio (…) El contenido también es diferente. María no está exaltada por la perspectiva de convertirse en la madre del Mesías, sigue siendo humilde”, ha señalado el Papa. También ha recordado que la Virgen, además de saber que es pequeña ante Dios, entiende que de su respuesta depende la realización de Su plan, la salvación, y por ello acepta la responsabilidad y se adhiere a Dios con todo su ser.

Francisco ha establecido un paralelismo entre la actitud de María y la de Jesús cuando viene al mundo, ya que mientras ella dice“He aquí la esclava del Señor’, Él dice “He aquí que he venido (…) para hacer, oh Dios, tu voluntad’ (Heb. 10:7-9). “La actitud de María refleja plenamente esta declaración del Hijo de Dios, que también se convierte en hijo de María. Así, Nuestra Señora se revela colaboradora perfecta del plan de Dios”.  Finalmente el Papa ha pedido a la Virgen que nos ayude a todos a acoger la voluntad y el plan de Dios en nuestras vidas con la misma humildad y obediencia.

Por una paz que llegue a todos

Al finalizar la oración, el Obispo de Roma ha invocado la paz sobre todo el planeta, especialmente sobre las poblaciones que más sufren los conflictos, y ha renovado su llamamiento para que todos los secuestrados sean liberados y puedan volver a sus casas, especialmente en Navidad.

También se ha acordado de la isla de Mindanao, Filipinas, en la que una fuerte tormenta ha causado numerosas víctimas y destrozos. Les ha recordado que “Dios misericordioso da la bienvenida a las almas de los muertos y consuela a los que sufren”.

Antes de marcharse, ha aconsejado que en las horas que quedan para Navidad, “encontréis algún momento para quedaros en silencio y oración ante el pesebre, para adorar el verdadero misterio de la Navidad, el de Jesús, que viene a nosotros con amor, humildad y ternura”.

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