La Conferencia Episcopal Italiana se opone rotundamente a la eutanasia

  • Un famoso caso que ha tenido gran difusión en el país ha hecho al Senado aprobar la polémica ley
  • “Esta ley no me alegra, no es un signo de civilización”, lamenta el cardenal Bagnasco

activista protesta para conseguir la ley italiana a favor de la eutanasia

La semana pasada se aprobó en el Senado italiano por mayoría absoluta una ley que permite a los ciudadanos redactar un testamento vital en el que se pida la muerte. El testamento vital es un testamento en el que se dejan instrucciones por si uno enferma y no puede tomar decisiones. y a partir de ahora en Italia se incluye la posibilidad de pedir la muerte.

La ley dicta que no se pueda iniciar o continuar ningún tratamiento si no es decisión del propio enfermo, siempre que se encuentre en uso de sus facultades mentales. Sin embargo, introduce la llamada “Disposición Anticipada de Tratamiento”, algo así como un testamento vital en el que se deje escrito lo que se quiere en caso de quedar en estado terminal.

[En la imagen que abre este artículo, el político y activista Marco Cappato, de la Associazione Luca Coscioni, en una protesta para conseguir que se aprobara la ley.]

Una ley polémica

La polémica radica en que entre las posibilidades que tiene el paciente, se encuentra la de pedir el rechazo de “nutrición e hidratación artificial“. Esto significa que cualquier persona puede escoger ser sedada y se la dejaría morir de hambre y sed, incluso sin necesidad de estar en estado terminal.

Pero esto no acaba aquí, sino que la ley además obligaría a todos los hospitales a realizar esta eutanasia disfrazada, incluyendo a los centros católicos so pena de multa. Además exime a los médicos de toda responsabilidad, por lo que no podrían negarse mediante la objeción de conciencia.

Un caso sonado

Esta ley, que llevaba meses en un cajón del Senado, se ha aprobado por una mayoría aplastante después de que se hiciera famoso el caso de DJ Fabo, un italiano de 40 años que quedó tetrapléjico y ciego tras un accidente de coche. Expresó durante un tiempo su voluntad de morir y finalmente se fue a un hospital suizo donde se le proporcionó un suicidio asistido. Sus últimas palabras fueron para criticar el exilio al que su país le había sometido para poder morir.

El caso conmocionó a toda Italia, por lo que los políticos, una vez más, decidieron hacer una ley a medida de la excepción. A pesar de que no se llame eutanasia, el presidente Paolo Gentiloni ha dicho que “se trata de un gran paso adelante en la dignidad de las personas“, lo que indica que, como suele ocurrir, seguramente poco a poco se hagan más concesiones hasta que la eutanasia sea legalizada en Italia.

Primeras reacciones de los obispos italianos

La Conferencia Episcopal Italiana se va pronunciado al respecto, aunque aún no de manera oficial, declarando rotundamente que no aplicará una ley así.

El director de la CEI para la Salud, Max Angelelli, ha sido el primero en decir que “si se solicita la muerte, no la aplicaremos la norma“.

Los Obispos de Ascoli y Trieste, también han dado su opinión, calificando la ley de “censurable” e “inaceptable” respectivamente.

Por su parte, el presidente de la CEI, el cardenal Angelo Bagnasco, ha dicho que “esta ley no me alegra, no es un signo de civilización”.

La CEI emitirá probablemente un comunicado oficial al respecto a principios del año que viene, cuando se reúna.

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