Gustavo Carrara ya es obispo

  • El responsable de la Pastoral en las villas de emergencia de Buenos Aires ha elegido como lema ‘Compartir con los pobres la alegría del Evangelio’
  • Su ministerio está en la línea de Angelleli, Jorge Novak o Jaime De Nevares

Gustavo Carrara, obispo Buenos Aires

Un día típico en la ciudad porteña a esta altura del año: húmedo y caluroso. Bajo este clima, desde temprano en la mañana, la Catedral de Buenos Aires se fue llenado de gente de todos los rincones de la capital argentina, especialmente de la Villa 1-11-14, uno de los barrios pobres más poblados de Buenos Aires. Es que el sábado 16 de diciembre por la mañana fue ordenado obispo Gustavo Carrara, sacerdote responsable de la pastoral en las villas de emergencia, una de las pastorales que más apoyó el cardenal Bergoglio mientras pastoreó la arquidiócesis porteña.

Por eso, el nombramiento al Episcopado de este sacerdote como auxiliar de Buenos Aires no llamó la atención, aunque inquietó a algunos purpurados, quizás los más entrados en años.

Arropado y regalado

Con el lema ‘Compartir con los pobres la alegría del Evangelio’, Carrara renovó su compromiso en la opción preferencial por los pobres. Tuvo como consagrante al cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, como co-consagrantes al obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea; al rector de la Universidad Católica Argentina, Víctor Manuel Fernández; y los obispos auxiliares de Buenos Aires, Joaquín Sucunza, y el jesuita Ernesto Giobando.

Al momento de tomar la palabra, el nuevo auxiliar de Buenos Aires destacó que un grupo de excombatientes del conflicto armando en las Islas Malvinas (1982) le obsequió el báculo: “Destaco otro gesto, como este báculo que me regalaron un grupo de excombatientes de Malvinas, ellos que alguna vez se sintieron olvidados me lo regalaron porque entienden, me dijeron, que el ministerio episcopal es en primer lugar servicio a los olvidados que Dios no olvida”.

También recordó: “Recibí muchos saludos en este tiempo, pero entre los que me sorprendieron está el de aquel muchacho al que le llevamos de comer en la noche de la caridad [en noviembre] y al acercarse a la camioneta me mira y me dice, ‘lo felicito, me dijeron que va a ser obispo’. Y aquí va este saludo con la frase lema que elegí: ‘Compartiendo con los pobres la alegría del Evangelio’”.

“El Evangelio de Jesús es claro”

“El Evangelio de Jesús es claro –aseguró–: permanecer cerca del pueblo especialmente de aquellos que están solos, débiles y necesitados. Ser su amigo, su hermana, su hermano, hacernos prójimos, hacernos familia y dejarnos anunciar la Alegría del Evangelio”.

Y rememoró: “La vida del cura, la vida del obispo –como nos recordara el cardenal Bergoglio en la última reunión que tuvimos aquí cerca con los curas de las villas– es caminar con el pueblo de Dios que se le ha confiado”.

De alguna manera, Bergoglio en aquel tiempo y Carrara en su ordenación episcopal, parafraseaban a Enrique Angelelli, uno de los grandes obispos que tuvo la Argentina que siempre decía: “Con un oído en el pueblo y con otro en el Evangelio”.

Autoridades civiles y religiosas

Entre otras personalidades del ámbito religioso y político, participaron de la ceremonia la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley; el secretario de Culto de la Nación, Santiago de Estrada; el subsecretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani; el defensor del Pueblo porteño, Alejandro Amor; y el ex secretario de Seguridad, Sergio Berni.

Para el periódico Infobae, la periodista Virginia Bonard relató el hecho más significativo y desestructurado de esta solemne celebración. Al finalizar, mezcla de murga y de hinchada de cancha de fútbol –y en andas sobre los hombres de un grupo de feligreses de la Villa 1-11-14–, la gente lo despidió cantando: “Ay, ay, ay, ay, qué risa que me da / Ay, ay, ay, ay, qué risa que me da /Ay, ay, ay, ay, qué risa que me da / tenemo’ obispo nuevo y lo tenemos que cuidar”.

Si es difícil ser obispo en el país del Papa, más complicado es ser un obispo que durante todo el sacerdocio trabajó en las villas porteñas y hoy, desde el ministerio episcopal tiene que marcar el camino que intentaron marcar varios que lo precedieron y que ya no están, como Angelleli, como Jorge Novak y como Jaime De Nevares.

Compartir