“Anhelamos relaciones más fraternas”

Con estas palabras el arzobispo de Concepción, en Chile, sintetizó el fervor de la gente.

Peregrinaciones y procesiones masivas celebraron en muchos lugares del país el día de la Virgen.

 La fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, tiene enorme arraigo popular en Chile. En muchos lugares del país su celebración atrae miles de peregrinos a santuarios o a participar en procesiones. La más concurrida y conocida se realiza en el santuario ubicado en la localidad de Lo Vásquez en la ruta que une Santiago con Valparaíso, a 33 kilómetros de este puerto y 82 de Santiago. Estas distancias las recorren caminando muchos miles de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos.

El Obispado de Valparaíso organiza las actividades que este año se prolongaron por los tres días del fin de semana, con celebraciones eucarísticas cada una hora durante todo el día. “Me da gran alegría que hayan venido a Lo Vásquez a visitar a nuestra Madre, la Virgen María Madre de Jesús, expresó el obispo Gonzalo Duarte en su saludo a los peregrinos. Este año yo no he podido asistir, pero a través de estas palabras les envío un saludo cariñoso y les aseguro mi oración por ustedes y sus seres queridos. Les pido también una oración por mí”.

Por su parte, el Vicario General Leopoldo Núñez en su homilía durante la misa principal, dijo que “todos vienen con una sola mirada: querer saludar a la Virgen Santísima. Venimos hasta su templo para recompensar de alguna manera material lo que ella nos ha hecho de manera espiritual. Con cada signo le agradecemos por su intercesión ante Dios. Ella ha escuchado nuestras plegarias, nuestro llanto, nuestras súplicas y ha podido caminar con nosotros”. Esa tarde, a las 17 horas se realizó la tradicional procesión de la Virgen de Lo Vásquez desde el centro del Templo hasta el Calvario, presidida por el Vicario Núñez con miles de devotos.

El tránsito por la carretera que une Santiago con Valparaíso fue cortado desde la tarde anterior para facilitar y proteger a quienes caminaban hacia el Santuario. El informe policial señala que durante esos días llegaron hasta el Santuario un millón de personas, varios miles de ellos caminando. El coronel Claudio López, de la Prefectura Santiago Occidente, informó de la muerte de dos peregrinos por atropello debido a que “las personas no han respetado las normas del tránsito y no han estado atentos a ellas”.


Arraigada devoción popular

En varias otras diócesis también se realizan peregrinaciones. Así ocurre en Rancagua donde poco más de cien mil peregrinos llegan hasta el histórico templo de La Compañía. A su vez, en Copiapó, el obispo Celestino Aós presidió la procesión por la ciudad acompañado de algunos miles de fieles.

En Concepción, durante el día 8 de diciembre los fieles peregrinan al cerro de La Virgen. Ese día en la mañana el arzobispo Fernando Chomalí, fue uno más de los peregrinos y allí pudo constatar la enorme afluencia de personas que se mantuvo igual durante la tarde cuando presidió la Eucaristía en el santuario, en la cumbre del cerro. “En nuestro corazón hay un deseo de amar más y nos damos cuenta que necesitamos a Dios. Necesitamos a Dios para que nos ayude en nuestros problemas. Estamos aquí, porque creemos en Dios misericordioso; creemos en Dios que se encarna en la Virgen María, que representa a todo lo que anhelamos en nuestra vida; anhelamos relaciones humanas más fraternas”, afirmó el arzobispo.

También en Santiago unos cien mil peregrinos subieron al Cerro San Cristóbal, hasta el santuario de la Inmaculada Concepción en su cumbre, donde el arzobispo Ricardo Ezzati presidió la Eucaristía. “Quiero en primer lugar dirigirles un fraterno saludo y expresarles la alegría de encontrarme con ustedes, peregrino entre peregrinos aquí a los pies de la Virgen Santísima, nuestra madre inmaculada”.

Anhelos de paz y fraternidad

El cardenal Ezzati estuvo durante toda la mañana confesando y bendiciendo a niños, jóvenes, adultos mayores y matrimonios, como uno más de los muchos sacerdotes presentes en el Santuario. Por esto, en su homilía expresó que “he podido escuchar lo que le anhelan pedir a la Virgen. La paz del corazón, la vida en la familia, la paz y la fraternidad para Chile. La paz y la vida ferviente en la comunidad de la Iglesia”. Más adelante se refirió al período pre electoral que se vivía en esos días: “Esta fiesta de la Virgen la celebramos en vísperas de unas elecciones presidenciales y el Señor nos viene a decir que construir un país de hermanos, un país de esperanza, depende del reconocimiento de su soberanía de amor y de paz. Solamente con la fuerza del evangelio podemos hacer de Chile un país de hermanos, que se escucha, que se respeta, un país que tiene un proyecto común: el proyecto de la dignidad de los hijos de Dios. María con su mano tendida al cielo nos indica esta meta”.

En su homilía Ezzati se refirió también a los inmigrantes en Chile: “Sé que entre nosotros acá hay muchos hermanos migrantes que vienen de diferentes países de nuestra América Latina. María nos indica que ellos son hermanos nuestros, los invitamos a ser acogidos y a integrarse a nuestra comunidad, especialmente a la comunidad de la Iglesia. Ustedes queridos hermanos migrantes nos traen un gran mensaje de fe con su vida”.

Como todos los años, la celebración de la Inmaculada Concepción ha sido también este año ocasión de una multitudinaria expresión de fe en todo el país.

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