El Papa celebra a la Virgen de Guadalupe defendiendo la diversidad de América

  • Francisco preside la tradicional misa de la patrona del continente: “Que América no caiga en la homogeneización impuesta con slogans atrayentes”

El Papa ha presidido esta tarde una Misa multitudinaria en la Basílica de san Pedro en honor a la Virgen de Guadalupe, cuya fiesta se celebra hoy. Es una fecha muy importante para el Papa, que siente un especial fervor por las celebraciones marianas, sobre todo teniendo en cuenta que la de Guadalupe es una fiesta muy celebrada en el continente americano, y es el sexto año consecutivo que se festeja en Roma con una Misa especial presidida por el Sumo Pontífice, tradición que inauguró Benedicto XVI.

Como todos los años, la Eucaristía, que ha tenido lugar en una Basilica de san Pedro abarrotada por fieles de todos los lugares (especialmente de América) ha contado con un repertorio musical especial, que ha incluido versiones sudamericanas de himnos jesuitas de los siglos XVII y XVIII, época en la que la Compañía de Jesús fue clave para la evangelización del nuevo mundo.

La Isabel estéril y la fecunda

Francisco ha reflexionado en torno a la lectura del Evangelio, que es “el prefacio de dos grandes cánticos, el de Zacarías y el Magnificat”. La figura que ha querido resaltar es la de la prima de la Virgen y madre de san Juan Bautista, santa Isabel, de la que ha subrayado dos aspectos: “Isabel como mujer estéril e Isabel como mujer fecunda y asombrada”.

Ha explicado que la Isabel estéril es una mujer “marcada por la vergüenza” ya que en a época la esterilidad se consideraba un castigo divino. “Esta esterilidad – ha dicho Francisco – puede tomar muchos nombres y formas cada vez que una persona siente en su carne la vergüenza al verse estigmatizada”. Llegado a este punto, ha querido hilar con la fiesta de Guadalupe: “vislumbramos esto en el indiecito Juan Diego cuando le dice a la Virgen ‘Yo no valgo nada, soy mecapal, soy cacaxtle (…) sometido a hombros y cargo ajenos? (…) También este sentimiento puede estar en nuestras comunidades indígenas y afroamericanas, que, en muchas ocasiones, no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; o en muchas mujeres, que son excluidas (…) o en los jóvenes, que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades”.

Por otra parte, está la Isabel fecunda y asombrada, “Que contempló en la vejez el cumplimiento de la promesa de Dios. La que no podía tener hijos llevó en su seno al precursor de la Salvación.” De esta forma el Papa ha explicado que “el sueño de Dios no es ni será la esterilidad ni estigmatizar o llenar de vergüenza a sus hijos, sino hacer brotar de ellos un canto de bendición”. Acertadamente, Bergoglio ha establecido un paralelismo entre este pasaje del Evangelio y la aparición de la Guadalupana al indio Juan Diego “Fue precisamente él, y no otro, quien lleva en su tilma la imagen de la Virgen: la Virgen de piel morena y rostro mestizo (…) la madre capaz de tomar los rasgos de sus hijos para hacerlos sentir parte de su bendición.

Que América no se quede estéril

Finalmente el Pontífice ha hecho un llamamiento a no dejar que la rica tierra de América caiga en la trampa de la homogeneización “que termina imponiendo —bajo slogans atrayentes— una única manera de pensar, de ser, de sentir, de vivir, que termina haciendo inválido o estéril todo lo heredado de nuestros mayores; que termina haciendo sentir, especialmente a nuestros jóvenes, poca cosa por pertenecer a tal o cual cultura”. En definitiva, ha pedido a la Virgen que nos enseñe a “ser una Iglesia de rostro mestizo, indígena, afroamericano, campesino, pobre, desempleado (…) para que nadie se sienta estéril ni avergonzado (…) sino al contrario, como Isabel y Juan Diego todos se sientan portadores de una promesa y pueda decir ‘Abba’, es decir ‘Padre’, desde el misterio de esa filiación que, sin cancelar los rasgos de cada uno, nos universaliza constituyéndonos pueblo”. Ha concluido Francisco.

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