Obispo de Chilpancingo: “La Ley de Seguridad Interior fue hecha al vapor”

  • El Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa asegura que el proyecto aprobado en la Cámara de Diputados otorga muchas facultades al Presidente; “yo creo que debemos equilibrar los poderes”, considera

El pasado 30 de noviembre fue aprobada en la Cámara de Diputados la Ley de Seguridad Interior, que avala la actuación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública. Sobre este tema, habla para Vida Nueva Digital el obispo de Chilpancingo-Chilapa, una de las diócesis del país donde las fuerzas armadas apoyan las labores de vigilancia frente a la acción creciente de grupos delictivos.

Por principio de cuentas, monseñor Salvador Rangel considera que dicha legislación fue hecha “al vapor”, de tal suerte que al Presidente de la República se le dan ahora todas las facultades para decidir dónde deben atacar las fuerzas armadas, “cuando en una democracia debe haber equilibrio entre los diferentes poderes”.

Indicó que las fuerzas militares tienen una finalidad muy específica, que es la de defender la patria frente a los enemigos, por lo que los militares están adiestrados, instruidos para el ataque, para la guerra; “por su parte, las fuerzas policiacas deben realizar una labor más preventiva”.

La Ley de Seguridad Interior aún debe ser aprobada por el Senado de la República por lo que monseñor Rangel llamó a los senadores a escuchar la voz del pueblo. “Ellos son representantes del pueblo, deben escuchar bien sus razones: cosas en contra, cosas a favor”.

Una policía bien capacitada

Al preguntarle sobre cuál es la vía correcta para acabar con la inseguridad, el obispo de Chilpancingo-Chilapa respondió que, en primer lugar, se debe capacitar adecuadamente a las policías federal, estatal y municipal: “Esto es lo que ha fallado. No hay una policía capacitada y efectiva. Si el Estado no ha sido capaz de ofrecer seguridad a través de la policía ordinaria, ¿por qué deben valerse del Ejército? La capacitación de los cuerpos policiacos es una tarea que ellos deben hacer, y hacerla bien”.

“Lo que necesitamos ahora –dijo– es purificar, certificar, instruir a las policías. Ese sería el camino, y no crear esta corporación del Ejército con facultades especiales”, señaló. 

¿Perdón para los criminales?

Monseñor Rangel, quien en algunas ocasiones se ha encontrado con miembros del crimen organizado para alcanzar acuerdos de pacificación en algunos puntos de la región, consideró que para lograr la paz es necesario dialogar con todos los sectores, incluso con narcotraficantes. “Lo importante de las instituciones gubernamentales es dialogar con estas personas; creo que ninguna de las dos partes tienen toda la verdad, y por lo mismo, tienen que llegar a un entendimiento, no precisamente arreglos, sino entendimiento”. 

Al referirse a la situación actual de inseguridad en el estado de Guerrero, donde se ubica la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, lamentó que la situación cada vez sea más grave pues –dijo– no sólo no han disminuido los asesinatos, sino que han aumentado.

Ejemplificó: “Según la Encuesta Nacional de Seguridad, todavía hace dos semanas los estados más inseguros eran Baja California y Guerrero, es decir, estamos en segundo lugar; y hace un mes era Colima y Guerrero”.

Tras señalar que es un hecho que los secuestros y los crímenes van al alza en la entidad; el obispo aseguró que la totalidad del estado está en manos del narcotráfico, y no se ha avanzado nada en este tema.

Finalmente, al cuestionársele si ha continuado dialogando con grupos del crimen organizado, monseñor Salvador Rangel, respondió: “lo he dicho muchas veces y de manera abierta: me he acercado a estas personas”.

Relató que recientemente secuestraron a una joven de 15 años: “me vieron a ver los papás y tuve que hablar con esas personas (del crimen organizado), a ver si tenían piedad de ella, sobre todo, les pedí que no la fueran a asesinar; gracias a Dios la entregaron con vida dos días después, y esto fue fruto de ese diálogo con ellos”.    

“Por acciones como éstas me he echado al gobierno encima, como si fuera su enemigo, pero esa no es mi intención, sino más bien, lo que quiero es cooperar, ayudar, sembrar la paz, sembrar concordia”, concluyó.  

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