‘Migrantes y refugiados, hombres y mujeres en busca de paz’, título del mensaje de la 51ª Jornada Mundial de la Paz 2018

  • El Papa denuncia a los que “fomentan el odio contra los migrantes” y propone cuatro acciones como solución: “Acoger, proteger, promover e integrar”
  • “La paz no es solo crear seguridad, es construir respeto y hospitalidad”, señala el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral

Este viernes 24 de noviembre se ha presentado en la Sala de Prensa del Vaticano el mensaje del papa Francisco por la celebración de la 51ª Jornada Mundial de la Paz, que tendrá lugar el 1 de enero. La presentación ha estado a cargo de los principales responsables del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, el cardenal Peter Turkson, prefecto del dicasterio; y Bruno Marie Duffé, secretario; así como el arzobispo Silvano Maria Tomasi y el padre Michael Czerny, subsecretario para la Sección de Migrantes y Refugiados.

Turkson se ha mostrado muy contento de presentar este mensaje, ya ha asegurado que “no podemos permitir que las situaciones y crisis políticas restrinjan la libertad de las personas”.

Por su parte, Duffé ha reflexionado sobre el significado de la paz: “La paz no son solamente las misiones humanitarias, no es crear seguridad, la paz es construir respeto y hospitalidad mutuos, y esto empieza por cuidar a los que sufren, para contribuir a la paz necesitamos el compromiso de cada persona”.

También en esta línea ha sido la intervención de Czerny, quien ha añadido que ante a las migraciones y crisis de refugiados, hay que promover, además de la integración de la que ha hablado Tomasi, “compasión y prudencia. Pero esta prudencia no está hecha a base de miedo, es más bien la prudencia de un padre de familia. En las familias todos tienen alguna necesidad, y es el cabeza de familia quien debe decidir qué es necesario y qué es un capricho. Sin embargo, un padre nunca expulsaría a otro miembro de la familia, tengamos también esto en cuenta“.

El mensaje del Papa

El mensaje del papa Francisco para esta Jornada lleva por título ‘Migrantes y refugiados: hombres y mujeres en busca de paz’ y se divide en seis puntos que buscan hacer una aproximación del tema desde diferentes perspectivas.

En el primer punto, ‘Un deseo de paz’, el Papa recuerda a los 250 millones de migrantes del mundo, de los que 22 millones son refugiados, y que “Para encontrar la paz, muchos de ellos están dispuestos a arriesgar sus vidas a través de un viaje que, en la mayoría de los casos, es largo y peligroso; están dispuestos a soportar el cansancio y el sufrimiento, a afrontar las alambradas y los muros que se alzan para alejarlos de su destino”.

El Papa también advierte que “no basta con sentir el sufrimiento de los demás, hay que acogerlos”, si bien recomienda prudencia a los gobernantes de los países de destino, que “deben saber acoger, promover, proteger e integrar, estableciendo medidas prácticas que, respetando el recto orden de los valores, ofrezcan al ciudadano la prosperidad material y al mismo tiempo los bienes del espíritu”.

¿Por qué hay tantos refugiados y migrantes?

En el segundo punto, Francisco señala las causas principales de las migraciones, entre las que están las guerras, las limpiezas étnicas o las causas ambientales de las que habla en Laudato si’. Sin embargo, ha recordado que muchas veces el discurso estándar hacia los migrantes es de miedo y odio, con argumentos tales como que roban los empleos y perjudican al país.

Francisco ha criticado que “los que fomentan el miedo hacia los migrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz siembran violencia, discriminación racial y xenofobia, que son fuente de gran preocupación para todos aquellos que se toman en serio la protección de cada ser humano”.

En este punto, el Papa pide una mirada profunda de los refugiados e inmigrantes, ver lo que realmente sonsaber descubrir que no llegan con las manos vacías: traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen”.

Cuatro piedras angulares para la acción

El Pontífice propone cuatro verbos como estrategia para ofrecer una solución a migrantes y refugiados: “Acoger, que se trata de no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia (…). Proteger, que nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación particularmente mujeres y niños (…). Promover, que tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados, subrayando la importancia del acceso a todos los niveles de educación (…) y por último integrar, para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge”.

En este mensaje, Francisco reconoce que hablar del problema no es todo, y por ello anuncia que el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral está trabajando con la ONU sugiriendo 20 puntos para mejorar la política de migraciones y refugiados en los pactos mundiales.

Por nuestra casa común

En el último epígrafe, Francisco cita a san Juan Pablo II: “Si son muchos los que comparten el sueño de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en casa común”.

Por último, el Papa recuerda que “ha habido muchos testigos de que esto no es una utopía, como santa Francesca Cabrini”; y es que el Papa terminó de escribir el documento el pasado 13 de noviembre, centenario de la muerte de la santa, Patrona de los Migrantes.

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