El #CoMiNa5 dejó huella en Neuquén y en toda la Argentina

Los obispos Eguía Seguí y Virginio Bressanelli, y la hermana Cilenia Rojas Arispe, fueron los conferencistas de cada una de las jornadas del V Congreso Misionero Nacional.

Algo que se veía tan lejano a principio de este año, ya pasó. Pero este pasar, no fue inadvertido, sino que fue una semilla para seguir transitando el camino misionero en todas las comunidades de la Argentina. Se trata del V Congreso Misionero Nacional (#CoMiNa5) que tuvo lugar en el Colegio Don Bosco de la ciudad patagónica de Neuquén.

Durante tres días, numerosos misioneros de todo el país, se dieron cita para reflexionar sobre la actividad misionera de la Iglesia, a través de diversos documentos y, en especial, de Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio), tal como lo parafraseó el lema de este congreso: “Argentina en misión, el Evangelio es alegría”.

Según informó un comunicado de prensa del #CoMiNa5, entre el 18 y el 20 de noviembre estuvieron presentes “12 obispos, 68 sacerdotes, 55 religiosos, 7 diáconos, 441 laicos y laicas, 400 personas de las diferentes pastorales de la diócesis de Neuquén y 50 invitados entre expositores, testimonios y equipos nacionales de Obras Misionales Pontificias”. Todos detrás de los principales objetivos propuestos: acrecentar la dimensión misionera de toda la Iglesia en Argentina; convocar, fortalecer y animar a los equipos diocesanos de pastoral misionera; y llevar las conclusiones al Congreso Misionero Americano que se realizará en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en julio de 2018.

Como no podía ser de otra forma, el obispo local, Fernando Croxatto, tuvo a cargo la bienvenida y presidió la misa de clausura como una profunda homilía: “Estamos alentados a mantenernos firmes, llenos de valor, a preferir incluso la muerte antes que fallarle al Señor”.

12 obispos, 68 sacerdotes, 55 religiosos, 7 diáconos, 441 laicos y laicas, 400 personas de las diferentes pastorales de Neuquén participaron del #CoMiNa5 | Matías Emanuel Ruiz

La primera ponencia estuvo a cargo del obispo Auxiliar de Buenos Aires, Enrique Eguía Seguí, quien realizó un desarrollo de la realidad misionera de la Iglesia en Argentina, y destacó que Francisco “nos quiere inspirar con imágenes visibles, no con programas. Por eso nos presenta su modelo de iglesia soñado sostenido desde y en la misión y misericordia”. Y resaltó que lo principal para la Iglesia es salir, “recorrer distancias”, expandir el evangelio. Evangelio que habla de un amor de Dios que define nuestra fe. E invitó a reflexionar sobre la misión como el compartir el amor misericordioso de Dios con los hermanos. “El Papa Francisco –señaló– nos pide que asumamos un estilo de Iglesia misericordioso, que se haga actitud, hábito, vida”.

El domingo 19 –Jornada Mundial de los Pobres–, los congresistas celebraron misa con las comunidades parroquiales donde fueron hospedados, y realizaron un gesto concreto, tal como lo pidió el papa Francisco para este día. Por la tarde, tuvo lugar la ponencia a cargo del obispo emérito de Neuquén, Virginio Bressanelli. Este prelado habló sobre La Alegría del Evangelio, corazón de la Misión profética, y sostuvo que la vocación propia de la iglesia “es evangelizar, esa la misión esencial de la iglesia, es su dicha, su identidad más profunda, su ADN”.

El último día, la ponencia principal fue realizada por Cilenia Rojas Arispe, MCI, religiosa boliviana, quien habló sobre Principios y prioridades de la acción misionera hoyMisión Profética.

“Hoy pretendemos renovar el compromiso y las energías misioneras reflexionando sobre los principios que no se pueden obviar y las prioridades que se deben dar, pero es necesario aclarar que cada Iglesia local debe actualizar y responder desde su realidad”, dijo Rojas.

La alegría pascual que ayuda a superar los miedos

Como cierre de este #CoMiNa5, los participantes difundieron sus conclusiones, las cuales transcribimos literalmente a continuación:

Observamos

  • una mayor conciencia misionera, como consecuencia de las enseñanzas del Papa Francisco;
  • un cambio y renovación de las estructuras pastorales a través de gestos y acciones propias de una Iglesia en salida;
  • una profundización en la formación, como consecuencia de su importancia en la actividad misionera; y en la espiritualidad, a través de una mayor valorización de la piedad popular;
  • dificultades en la comunicación, falta de comunión, clericalismo y poca perseverancia;
  • resistencias y miedos a los cambios y a salir al encuentro, por falta de confianza en la eficacia del Evangelio;
  • signos de cansancio, desinterés y poca pasión en la tarea evangelizadora.

Creemos que

  • la alegría de evangelizar echa sus raíces en el encuentro con Cristo resucitado, que reconocemos en el otro;
  • esta alegría pascual es la que nos ayuda a superar el miedo, la comodidad y la indiferencia;
  • la misión expresa el amor de Dios y la misericordia por todos;
  • la fe se vive y se testimonia desde una comunidad de discípulos misioneros.

Proponemos

  • generar ámbitos de encuentro con Cristo a través de una espiritualidad misionera centrada en la Eucaristía y la Palabra de Dios;
  • acrecentar la formación misionera en todos los ámbitos pastorales;
  • favorecer los vínculos de comunión y el trabajo en equipo para un testimonio misionero fecundo;
  • disponernos a la escucha de nuestro pueblo, acrecentando la salida al encuentro con los pobres;
  • revitalizar espacios de difusión, formación y acompañamiento de las vocaciones ad gentes.

Como ya dijimos en Vida Nueva, la misa de cierre, presidida por Croxatto, fue un momento de amplia convocatoria y de profunda reflexión: “como les dije al inicio, hemos venido a que se nos complique la vida por el Evangelio, porque si amar en serio siempre complica, qué podemos decir si amamos a Jesús y a su Evangelio”, sostuvo el obispo anfitrión.

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