Arzobispo Chávez Botello: “Fortalezcamos las raíces de nuestra fe, y salvemos a Oaxaca”

  • “En nuestros estados sufrimos desde hace años el grave deterioro de la familia, educación, política, justicia, economía y vida social, pero las raíces de vida auténtica aún están vivas”

La semana pasada se reunieron en asamblea los sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral de los diferentes servicios e instancias de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca; el objetivo: fortalecer las raíces de la fe cristiana para salvar a Oaxaca, conscientes de que éste es el mejor camino para abonar a la reconstrucción del tejido social en la entidad.

Al término de la asamblea, el arzobispo José Luis Chávez Botello denunció que desde hace años la entidad ha sufrido el deterioro de las raíces de vida auténtica: “se busca tener pronto dinero, poder y satisfacciones sin importar cómo; cuántos buscan títulos sin estudiar bien, matrimonios sin noviazgo sano, cargos de responsabilidad sin capacitación para ello. Así se cultiva la ambición del dinero, del poder y la pasión desenfrenada; se cuida más aparentar el bien que hacerlo, la verdad legal que la real, la imagen que la realidad; entonces se pierde el sentido y la finalidad de todo; de allí la atracción y el crecimiento de adicciones, corrupción, injusticias, violencia y del crimen”.

Para el Arzobispo de una de las Iglesias locales más afectadas por los sismos de septiembre, así es como en la entidad se ha venido dañando la fe, la esperanza y el amor, pues “se han caído los pilares fundamentales de la verdad, la unidad y el bien común, y los vientos fuertes del mal causan verdaderos terremotos sociales”.

Sin embargo –asegura Chávez Botello– las raíces de vida auténtica aún están vivas, lo cuál se pudo palpar en los pasados sismos: “las expresiones de entrega y solidaridad por los que sufren nos gritan que hay esperanza y futuro, son el grito del anhelo profundo por construir juntos una vida mejor, más humana y solidaria”.

Los escombros sociales         

Al igual que en el terremoto –afirma el Arzobispo– hoy la Iglesia en Oaxaca hace un llamado a retirar pronto las “piedras y escombro de los sismos sociales causados por la ambición, la corrupción y la violencia”. Para ello “se requiere mucha mano de obra, formar cadenas con cubetas y cualquier instrumento de limpia que tengamos a la mano; necesitamos topos, peritos y un trabajo responsable sostenido por todos para rescatar de los escombros vida y todo lo que sirva para reconstruir el tejido social”.

Tras advertir que los males sociales continuarán hasta que el pueblo se decida a erradicarlos para reconstruir sobre el cimiento de los valores fundamentales las comunidades e instituciones, Chávez Botello consideró que el camino doloroso de Oaxaca, –marcado desde décadas por la ambición, la injusticia, y la violencia–, “es un llamado de Dios que habla desde los acontecimientos y situaciones donde son palpables las aspiraciones profundas de las personas y pueblos”.

Y concluyó: “Todos recordamos y apreciamos nuestra casa y pueblo donde nacimos y crecimos; volver a ese lugar para reencontrarnos con nuestros familiares, amigos y personas que apreciamos nos reanima y fortalece. Para ello –dice– no se necesitan muchas palabras ni acciones extraordinarias, bastan los signos de acogida, la alegría sincera del encuentro, estar cerca, verse y compartir. Volver a nuestras raíces para fortalecerlas nos hace bien; cuánto bien hacen los encuentros periódicos de familiares, pero qué vacíos dejan y cuánto daño causan donde se descuidan y se deterioran, sobre todo a los niños”.

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