El Papa se ha reunido hoy en la plaza San Pedro con los miembros de la familia vicenciana con motivo del 400 aniversario de su fundación. Después de agradecer la calurosa bienvenida a los asistentes, y al Superior General la organización de esta audiencia especial, el pontífice ha ofrecido un discurso basado específicamente en tres verbos: adorar, acoger y andar, que considera son acciones muy importantes para quienes viven el carisma vicenciano, aunque también deberían ser una guía para los cristianos de todo el mundo.
Adorar para acoger y ponerse en marcha
La adoración, la oración, fueron esenciales para san Vicente de Paúl, pero una oración seria, no la repetición de unas fórmulas específicas. “Ponerse ante el Señor, con respeto y calma en el silencio, dejándole a Él el protagonismo, abandonándose fielmente” ha subrayado Francisco. Ha recomendado vivamente este tipo de oración “el que reza de este modo no puede estar, por así decirlo contaminado, y comienza a ser con los demás como es el Señor con él, más misericordioso”
La acogida de la que ha hablado el Papa no es acogida en el sentido más estricto, es una mentalidad. “No es sólo acoger a la gente, sino estar dispuestos a hacerlo siempre, estar más disponibles para los demás (…) comprender que el mundo no es mi propiedad privada (…) el que acoge renuncia al yo y deja entrar en su vida el tú y el nosotros”. Además ha señalado que el que acoge es una auténtica persona de Iglesia, ya que “la Iglesia es madre y una madre acoge y acompaña”
Por último, Bergoglio ha indicado la importancia de ‘andar’. “El Amor es dinámico, el que ama no está en el sofá esperando que el mundo cambie a mejor”, señaló, y ha recordado las palabras de san Vicente al respecto: “Por tanto nuestra vocación es andar (…) por toda la tierra a inflamar los corazones de los hombres”.
Finalmente, el Papa ha agradecido su labor a toda la familia de san Vicente de Paúl y ha bendecido a todos ellos, recordando especialmente, “a los pobres que encontréis”.
