“Un niño sentado horas delante de un libro va contra la naturaleza”

La Presidenta de Academia Nacional de Educación de la Argentina sostiene convencida de que “la educación está en crisis”.

“La educación está en crisis”. Estas fueron las primeras palabras que la Presidenta de Academia Nacional de Educación de la Argentina, la doctora Beatriz Balian, dijo cuando le preguntamos sobre la situación decisiva en la que se encuentra la educación, con un pie en el pasado y otro en el presente. De este modo, plantea que se originaron desafíos en la enseñanza que provocan incertidumbre por su complejidad y deben ser resueltos.

Esta amena charla Balian la mantuvo con Gabriela Laschera y Jorge Oesterheld, en el marco de una entrevista para el Semanario Orbe 21 en coproducción con Vida Nueva.

En el contexto de un mundo nuevo que cambia constantemente, invaden, lenta e irreversiblemente, enfoques sobre la realidad que quiebran todo aquello que se creía conocer, en esta transformación, la educación no se queda atrás.

El esquema racional de formación que guió a los docentes durante tantos años, se enfrenta a la nueva generación de jóvenes que nacieron en la modernidad líquida, obligando a los educadores de la actualidad a generar nuevos espacios de aprendizaje. “Se abren tantas posibilidades que hacen que la formación sea aprender a aprender” explicó sonriendo y, como si fuera una obviedad, agregó que la educación debía permitir a los chicos ser felices, “un niño sentado horas delante de un libro es algo que va contra la naturaleza”.

Por otra parte, cuestiona la capacidad de los docentes para adaptarse a sus alumnos y comparte con nosotros que “sin afecto, no se educa ni se aprende”. Tanto los profesores como los alumnos tienen que poseer una actitud positiva para desarrollar las múltiples inteligencias de los niños, entre las cuales no solo se encuentran las ciencias o la gramática, sino que también se incluyen las artes, la música, el deporte y otras disciplinas que le dan más complejidad e integridad a la educación, humanizándola. No obstante, dicha humanización es también la consecuencia de la nueva modalidad de trabajo en los colegios, que priorizan la colaboración grupal donde “cada uno es responsable del otro” sostiene Balian. Recordando a la Madre Monserrat del Pozo, dijo: “en tres años se puede cambiar la cultura en un colegio”, ya que “lo atractivo de la docencia es crear nuevos espacios de aprendizaje que genere entusiasmo en los chicos”.

A pesar de la globalización, la revolución digital y la neurociencia, que permiten grandes avances en materia educación, continúan existiendo lugares vulnerables en los que los jóvenes no “aprenden a usar sus inteligencias” o no tienen “flexibilidad para adaptarse a distintas situaciones”. Por lo que, Balian afirma con completa seriedad y firmeza que “son los que más necesitan el acompañamiento, así que la jornada extendida es clave”, basada en su creencia de que los chicos tienen que “razonar en vez de repetir”.

Luego de esta charla magistral con Balian, podríamos entender con certeza que la educación es como un híbrido, en otras palabras, como un ser que está en proceso de metamorfosis y que deja caer sobre nuestras manos el resultado de su modificación. Una preciosa tarea al servicio del desarrollo integral de los niños y jóvenes.

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