Alarma vaticana por el invierno vocacional en Japón

El obispo de Japón, Isao Kikuchi, en una imagen de archivo/IK

Es una de las mayores preocupaciones de la Santa Sede con respecto a Japón:  la falta de vocaciones. Así lo ha puesto de manifiesto el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos, el cardenal Fernando Filoni, durante el viaje de una semana por el país asiático para conocer de primera mano la realidad de la Iglesia nipona. Japón cuenta hoy con 550.000 católicos entre 127 millones de japoneses, con 26 obispos y casi 1.500 sacerdotes y 5.000 religiosas.

“No tengo intención de hacer un análisis de los motivos”, ha expresado Filoni en un encuentro con seminaristas, consciente de que los obispos locales también están preocupados ante la falta de relevo generacional. El prefecto está convencido de que para acabar con este invierno vocacional no son necesarias “metodologías imaginativas” sino experimentar “un auténtico anuncio del Evangelio y del amor de Cristo. Más que dinamismo, necesitamos la gracia del Evangelio, oración y generosidad”.

Filoni considera que uno de los principales obstáculos para el catolicismo es que los japoneses lo ven como “una religión extranjera” exportada de Europa. Un imagen estereotipada que solo puede romperse a golpe de inculturación y evangelizando con la vida.

Parolin respalda el Plan Marshall para los cristianos de Irak

Ayuda a la Iglesia Necesitada lleva la batuta. Se trata de lo más semejante a un “Plan Marshall” para la población de la región iraquí de Nínive con el objetivo de que retornen al menos 3.200 familias cristianas que huyeron de la constante amenaza yihadista. Hasta 13.000 hogares busca reconstruir la fundación eclesial, un proyecto que requiere una inversión de unos 250 millones de dólares.

Su puesta de largo ha tenido lugar hoy en la Universidad Lateranense de Roma con el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, como principal respaldo.  Una presencia más que significativa para sacar adelante una iniciativa que precisa de importantes donaciones, a pesar de que ya se han restaurado miles de edificios.

“La Santa Sede no cesa de reiterar que la presencia de los cristianos es fundamental para un Oriente Medio pacífico, estable, plural”, subrayó Parolin que recordó el valor de “tutelar la presencia y los derechos de los cristianos a través de instrumentos jurídicos adecuados”.

“La Iglesia, con los medios limitados que tiene, está haciendo una contribución de ayuda extraordinaria. Aquí hablamos de un proyecto para ayudar a los cristianos a regresar, pero debo decir que la Iglesia ayuda a todos: Cáritas también está ayudando a los musulmanes, a los asirios…”, explicó durante la presentación del plan Martín Ortega, nuncio apostólico en Irak y Jordania.

“La reconciliación también requiere un gran esfuerzo moral y educativo, y en este sentido, los cristianos pueden ofrecer una profundidad espiritual para hacer posible esta reconciliación y ser un ejemplo”, añadió Ortega.

Los obispos europeos, al rescate de un continente deprimido

La ciudad bielorrusa de Minsk acoge desde hoy la Asamblea Plenaria del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, con la mirada puesta en el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes de 2018. De ahí que el Papa haya pedido a los obispos allí reunidos dar “un impulso valiente a la misión de la Iglesia en Europa, especialmente a favor de los jóvenes, para ayudarles a descubrir, a la luz de la fe, su vocación en la comunidad cristiana y en la sociedad”. A través de un mensaje firmado por el secretario de Estado, Pietro Parolin, Francisco les ha animado a potenciar “la diversidad y promover iniciativas de solidaridad y fraternidad”.

En esta línea se ha expresado también en su discurso de apertura el cardenal Angelo Bagnasco, actual presidente de los Episcopados Europeos, que ha subrayado el papel del cristianismo para “devolver la esperanza” a un continente sumido en la angustia. “Europa no puede estar deprimida, con un alma insegura y cargada de recuerdos trágicos”, reflexionó el purpurado.

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