Obispo de Cuernavaca: “Tras el terremoto, arremanguémonos y recojamos piedras”

  • “En esta ocasión se han derrumbado muchas casas, muchos edificios, muchas iglesias, pero el terremoto no ha podido derrumbar nuestra fe ni nuestra esperanza”, dijo monseñor Ramón Castro Castro

El terremoto registrado el pasado 19 de septiembre, que se dejó sentir en varias entidades de México, ha dejado daños materiales incalculables y más de 230 personas muertas, de las cuales 86 fueron en el estado de Morelos, que coincide territorialmente con la Diócesis de Cuernavaca.

Es por ello que mediante un video, el obispo de esta Iglesia particular, monseñor Ramón Castro Castro, hizo un llamado para que esta tragedia anime fuertemente la esperanza y la fraternidad del pueblo mexicano, a fin de que salga más fortalecido: “Arremanguémonos y pongámonos a trabajar, a recoger piedras o lo que sea, y a tratar de salir adelante. ¡Podemos! Porque el valor que tiene el corazón del mexicano, de fraternidad y solidaridad, no se ha colapsado”.

Monseñor Castro hizo un llamado a seguir “los valores que no se derrumban, como nuestra esperanza, nuestra fe y nuestra actitud de servicio”.

Aunque dijo que es triste tener que grabar un mensaje fruto de una experiencia tan traumática y de una desgracia, expresó: “con el corazón, porque no hay palabras adecuadas, quiero decirles que necesitamos estar unidos, que necesitamos vivir, los valores que no se derrumban”.

Indicó que en esta ocasión se han derrumbado muchas casas, muchos edificios, muchas iglesias, pero el terremoto no ha podido derrumbar nuestra fe ni nuestra esperanza; “de ninguna manera, estos valores van más allá, y son precisamente los que en este momento nos pueden sacar adelante. Yo recurro precisamente a eso, a que esa fe, esa esperanza, esa fraternidad, esa solidaridad que jamás colapsan, sean los valores que nos ayuden a salir adelante. Podemos y debemos salir adelante”.

Monseñor Castro Castro consideró que la tragedia del terremoto es una oportunidad para regresar a Dios. “Todo lo que ha sucedido, y todos nuestros hermanos que han muerto, no eran más pecadores que nosotros; yo creo que es la oportunidad que Dios nos ofrece para regresar a la Casa del Padre, para regresar al corazón del amor y misericordia de Dios, pienso que este mensaje puede también ayudarnos. ¡Cuánto nos hemos alejado de Dios! ¡Cuánto hemos dejado que antivalores inunden nuestro corazón! Es momento de reflexionar, de trabajar, de ayudar”.

Al cierre de esta nota, en la Diócesis de Cuernavaca se habían registrado 86 muertos, casi 200 heridos, 20 mil casas dañadas y 35 templos afectados.

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