Medellín, un ejemplo más de la homilética de Francisco

papa Francisco viaje Colombia misa en Medellín 9 septiembre 2017

Medellín, la ciudad que ha visitado Francisco hoy sábado 9 de septiembre, ya recibió a Juan Pablo II en 1986: en la llamada “ciudad de la eterna primavera”, Karol Wojtyla confirió la ordenación sacerdotal a 80 diáconos, y sucesivamente se encontró en un estadio con los habitantes de los barrios más pobres, en la catedral con los religiosos y religiosas, y en el seminario con los intelectuales y el mundo universitario.

Bergoglio solo permanece siete horas, en el curso de las cuales ha celebrado una Eucaristía en el aeropuerto, visitará el Hogar de San José y se reunirá con los sacerdotes, religiosos y seminaristas.

Pero en estos 30 años Medellín ha cambiado de modo extraordinario: en los años 80 la ciudad se había convertido en el centro neurálgico del narcotráfico, lo que desencadenó una atroz oleada de violencia; basta leer alguna de las novelas de Fernando Vallejo (especialmente ‘La Virgen de los Sicarios’) para darse cuenta de hasta qué punto la vida humana no representaba ningún valor para los hombres de los carteles. El número de víctimas por la droga y las balas era altísimo.

Hoy la ciudad ha recobrado una buena parte de su normalidad y es floreciente, tanto en su economía como en sus actividades culturales y universitarias.

En el terreno eclesial, desde 1979 era arzobispo de Medellín el cardenal Alfonso López Trujillo, persona clave en el anclaje de la iglesia colombiana y, desde el CELAM, del que fue secretario, en posiciones muy conservadoras. En 1990 fue llamado a Roma para presidir el Pontificio Consejo para la Familia, donde estuvo hasta su muerte, en 2008.

En la actualidad rige la archidiócesis monseñor Ricardo A. Tobón Restrepo, una personalidad moderada que gobierna a más de 700 sacerdotes y cuenta con un seminario donde estudian 214 jóvenes, cifras que suscitan admiración.

Cambios en el plan de viaje

Desde primeras horas de la mañana de hoy sábado, las noticias sobre el tiempo eran muy negativas; durante la noche y toda la madrugada no había dejado de llover en toda la región de Antioquía, cuya capital es Medellín.

Esto obligó a cambiar los planes de viaje de Francisco, que, en vez de subir a bordo de un helicóptero en el aeropuerto de Rionegro (donde llegó en avión desde Bogotá), tuvo que recorrer en coche los 20 kilómetros que separan ambas localidades. Ligero retraso, pues pero por fortuna el cielo había concedido una pausa y desaparecieron los paraguas.

Antes de iniciar el rito eucarístico, Francisco se disculpó ante los centenares de miles de fieles por haber retrasado su llegada, prolongando las ya largas horas de espera que habían aguantado sin que nadie se moviera: “Gracias por su paciencia y su perseverancia”.

En memoria de san Pedro Claver

La Eucaristía en el aeropuerto Enrique Olaya (declarado monumento nacional en 1995 por su valor histórico y arquitectónico) celebraba la memoria litúrgica del jesuita español Pedro Claver, al que el papa León XIII declaró patrón universal de las misiones entre las poblaciones negras. Francisco le celebrará mañana domingo en Cartagena, ciudad que tuvo el nefasto privilegio de ser el centro del comercio de esclavos negros.

En su homilía, el jesuita Bergoglio ha dicho, refiriéndose a Pedro Claver: “‘Esclavo de los negros para siempre’ fue su lema de vida, porque comprendió, como discípulo de Jesús, que no podía permanecer indiferente ante el sufrimiento de los más desamparados y ultrajados de su época y que tenía que hacer algo para aliviarlo”.

Antes, acuñando una de esas frases que caracterizan su homilética, había dicho: “No podemos ser cristianos que alcen continuamente el estandarte de ‘prohibido el paso’, ni considerar que esta parcela es mía, adueñándose de algo que no es absolutamente mío. La Iglesia no es nuestra, es de Dios”.

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