El obispo de Vitoria: “¿Sabéis lo que nos frena? El cotilleo eclesiástico”

  • Juan Carlos Elizalde apela a la comunión eclesial, pues donde no existe “priman la ideología, los personalismos y los prejuicios”
  • “Es peligroso acostumbrarse a un discurso teológico sobre la pobreza y mantener actitudes ricas”, advierte en una carta pastoral

Experiencia de Dios, comunión eclesial, alegría evangélica y opción por los pobres. Esos son los deseos para la Diócesis de Vitoria que tiene su obispo, Juan Carlos Elizalde, de cara al curso que está a punto de comenzar. Así lo manifiesta en una carta pastoral de final de verano que acaba de difundir bajo el título de ‘De una parroquia de mantenimiento a una parroquia misionera’.

Elizalde, en lo que es una apuesta por la dinámica pastoral que rezuma la Evangelii gaudium del papa Francisco, asegura que “la Iglesia de Vitoria quiere ser Iglesia en salida y hacia los pobres y por ello quiere privilegiar la pastoral vocacional; porque nos va en ello nuestro futuro y eso supone seguir trabajando mucho y con mucha alegría”.

Para ese trabajo, reconoce que está llamando “a todas las puertas” para “seguir promoviendo una cultura vocacional”, labor en la que “cada vez me voy encontrando con más colaboradores y más entusiastas.

“Soy el primero en estar abierto al diálogo”

Sin embargo, el obispo también parece haber detectado algunas dificultades en ese proceso y, así, dirigiéndose a sus diocesanos, les pregunta: “Pero ¿sabéis qué es lo que más frena esta alegría, motor del movimiento vocacional y fuente de un trabajo inagotable?: el cotilleo eclesiástico”.

En este sentido, el pastor recuerda que la Iglesia de Vitoria “tiene cauces dignos de expresión y de contraste en un sano espíritu crítico. Yo soy el primero en estar abierto a todo diálogo y en todo momento”.

En todo caso, el pastor apela también a la comunión eclesial, porque “solo en las comunidades donde hay comunión eclesial y amor a la Iglesia hay vida, crecimiento y futuro. Donde no hay comunión eclesial prima la ideología, los personalismos y los prejuicios, siendo el resultado el cansancio y la tristeza”.

“Se nos puede llenar la boca hablando de los pobres”

En cuanto a la opción por los pobres, advierte Elizalde que “es peligroso acostumbrarse a un discurso teológico correcto sobre la pobreza y mantener a la vez actitudes ricas, prepotentes e inmisericordes y una vida cómoda y burguesa”.

Se nos puede llenar la boca hablando de los pobres, pero a nuestro lado los pobres en amor, en carácter, en suerte, en atractivo, en cultura, en sensibilidad religiosa y también en dinero, a nuestro lado esos pobres se nos pueden hacer invisibles”, escribe el prelado en su carta pastoral.

Para el obispo, “no basta derivar los ‘casos’ a las instituciones eclesiales que en la diócesis lideran la lucha contra la pobreza”, pues “la atención de la Iglesia al pobre no es solo como la atención del Ayuntamiento, la Diputación, o el Gobierno Vasco. La cercanía de los pobres nos tiene que hacer mejores, más buenos, humildes y agradecidos”.

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