5 apuestas de la CLAR para combatir la trata

  • La vida religiosa latinoamericana busca articular respuestas globales para defender la vida
  • Reivindican “una indignación ética ante las esclavitudes modernas que recupere la misericordia fundante de los carismas”

La Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR) acaba de realizar el Seminario Continental contra la Trata de Personas, una de las más graves “heridas abiertas” del siglo XXI, y que representa “un delito de lesa humanidad que viola los derechos humanos y la dignidad de las personas, sin importar edad, género, cultura o condición social”, como lo ha referido el secretariado general de la CLAR.

Un total de 97 religiosas, religiosos y laicos, procedentes de 19 países latinoamericanos y de los Estados Unidos, se dieron cita en Bogotá, del 18 al 20 de agosto, para reflexionar e intercambiar experiencias frente a esta “compleja realidad que produce nuevas esclavitudes de todo tipo”, con miras a fortalecer el “compromiso en la defensa de la vida”.

A la luz del mensaje final suscrito por los participantes del Seminario, y que acaba de darse a conocer, se infieren cinco grandes apuestas de la CLAR para continuar combatiendo el flagelo de la trata de personas.

1. Son personas, no solo números

Los números y las estadísticas de la llamada “esclavitud del siglo XXI” son escandalosos. Sin embargo, para la vida consagrada no es posible perder de vista que, ante todo, son “personas con nombre y con una historia violentada que nunca dejó de estar llena de dignidad”. Por eso, “los gritos y silencios de las víctimas de la Trata de personas” son una invitación a “salir aprisa, sin demora, al encuentro de estas hermanas y hermanos que el sistema ha convertido en mercancía”.

2. Respuestas globales para un fenómeno global

Es necesaria “una comprensión global del fenómeno de la trata, especialmente desde la perspectiva de la migración y de la niñez”, ha propuesto la CLAR. En este sentido, el principal propósito del seminario ha sido el fortalecimiento de redes en la defensa de la vida “para actuar juntos contra las redes de la muerte que tanto dolor y desesperanza traen al mundo actual”. Un primer fruto de este esfuerzo será la conformación de nuevas redes contra la trata en las conferencias de religiosos y religiosas de América Latina donde aún no existen.

3. Por una ética del cuidado común

Ante el proceso de deshumanización “marcado por una crisis general de coexistencia, exacerbamiento del individualismo y la ruptura progresiva del tejido social y de la fraternidad humana fomentado por políticas y leyes neoliberales”, la CLAR propone dar pasos hacia una “ética del cuidado común, prestando especial atención a los más vulnerables y abandonados de nuestra sociedad“. Para ello, no se puede perder de vista el cuidado de la casa común, en torno a la prioridad de la persona-tierra, “ese binomio inseparable que es el dinamismo básico de nuestra mística y nuestra profecía”.

4. Agudizar los sentidos y recuperar el profetismo

Las interpelaciones que devienen del fenómeno de la trata no son ajenas a toda la vida consagrada, llamada a repensarse para “agudizar los sentidos y recuperar el profetismo de los carismas”, de modo que, con palabras y con acciones, “quienes han sido forzados a caminar –excluidos– en las fronteras de la historia”, no se sientan solos. “Nos comprometemos a acoger, proteger, promover, integrar a las víctimas de la trata y de otras esclavitudes por este sistema que las deshumaniza, las cosifica, las aliena y las humilla”, han dicho los participantes del seminario de la CLAR.

5. Formación interdisciplinar e incidencia política

Ante el magnitud de los desafíos que representa la lucha contra la trata, la CLAR insta en su mensaje final a “una vida consagrada nueva, una vanguardia profética y no solo una fuerza de trabajo”, para lo cual propone sumar esfuerzos encaminados a “procesos de formación interdisciplinar y en incidencia política para acompañar integralmente a las personas afectadas”.

La mayor organización de la vida religiosa en América Latina espera “ayudar a nuestras familias carismáticas, consagrados y laicos, a experimentar indignación ética frente a las esclavitudes modernas y recuperar, desde esta experiencia, la misericordia fundante de los carismas”.

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