Un tucumano para Tucumán

El sacerdote Carlos Alberto Sánchez fue designado arzobispo de Tucumán por el papa Francisco.

La mañana del miércoles 23 amaneció con un nuevo obispo para la Iglesia argentina. El papa Francisco nombraba arzobispo de Tucumán a Carlos Alberto Sánchez, un sacerdote tucumano de 54 años, actual párroco de La Victoria-Basílica Nuestra Señora de la Merced, en la capital de la provincia con el territorio más pequeño del país. De esta manera, Sánchez sucede a Alfredo Zecca, quien renunció por razones de salud el pasado 9 de junio, a los 67 años de edad.

Carlos Alberto Sánchez

Nacido en San Miguel de Tucumán el 24 de abril de 1963, el recién nombrado arzobispo tiró por la borda toda especulación que se venía dando en el Episcopado argentino, a casi tres meses de la 114° Asamblea Plenaria, en la que se elegirá al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y otras autoridades de las distintas comisiones y delegaciones episcopales.

Asimismo, llamó la atención –al igual que el último nombramiento episcopal, el de Gabriel Mestre como obispo de Mar del Plata, oriundo de esta ciudad balnearia, vicario general de esta diócesis y párroco de la catedral local– que Sánchez nació, se crió, se formó y desarrolló su carrera sacerdotal en la misma arquidiócesis donde hoy el Papa lo llamó al servicio episcopal. También sorprendió, que el Pontífice lo haya designado directamente arzobispo, sin antes ser obispo.

Entre sus diversas tareas llevadas adelante como sacerdote, de 2007 a 2011 fue vicario general de la arquidiócesis de Tucumán, período en el que el actual cardenal Luis Villalba la gobernaba pastoralmente. Luego, Zecca lo designó vicario episcopal para la Pastoral. Desde 2011 se desempeña también como párroco de La Victoria-Basílica Nuestra Señora de la Merced, un templo emblemático para la Argentina ya que fue en él en donde en 1812 el general Manuel Belgrano entregó su bastón de mando en manos de la Virgen de la Merced, advocación a la que proclamó Generala del Ejército Argentino.

Junto con el cardenal Villalba y el papa Francisco

Como capellán, Sánchez acompañó por más de diez años a las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús (ecj), congregación que lleva adelante el proceso de canonización de la Madre Catalina, que será beatificada el próximo 25 de noviembre.

Sánchez asumirá su tarea episcopal con una ventaja incalculable: será arzobispo de una arquidiócesis que conoce desde siempre… Una arquidiócesis de territorio pequeño, con una feligresía sumamente devota y un clero diverso. Una arquidiócesis marcada por la muerte del sacerdote Juan Viroche, el pasado 5 de octubre, un presunto asesinato a manos de sicarios del narcotráfico.

Compartir