Los cristianos, divididos ante la independencia del Kurdistán iraquí

  • Los líderes kurdos han convocado para el 25 de septiembre un referéndum secesionista y buscan involucrar en él a todos los grupos políticos y religiosos
  • El patriarca Sako reclama que la prioridad es hacer que vuelvan los refugiados y centrarse en la “reconstrucción nacional”, siempre dentro de Irak

Louis Raphael Sako, patriarca iraquí

Tras la reciente liberación de Mosul, en manos del Estado Islámico casi desde el origen de este grupo fundamentalista, aún quedan incógnitas sin resolver en el futuro de Irak. Concretamente en la parte del Kurdistán que pertenece a su territorio nacional (este histórico pueblo sin Estado, de origen indoeuropeo y cuyas raíces se remontan al sigo X aC, también se extiende a Irán, Turquía, Siria y Armenia), con cuya independencia sueñan los movimientos locales que desean ir más allá de su actual condición de región autónoma dentro de Irak y que para ello han convocado un referéndum que tendrá lugar el próximo 25 de septiembre.

Con el fin de que el proceso de independencia se sustente sobre una base sólida, sus promotores buscan involucrar él a los cristianos de la región. Así, la máxima autoridad del Kurdistán iraquí, Fouad Hussein, ha creado un comité en el que quiere que estén representados todos los grupos políticos y religiosos y en el que ha pedido a los cristianos que designen a dos miembros. No obstante, como confirma la agencia Fides, la división entre la minoría cristiana es manifiesta.

Así, mientras la posición del patriarca de Babilonia de los Caldeos y presidente del Episcopado iraquí, Louis Raphael Sako, es tajante a la hora de rechazar cualquier tentativa secesionista, sí ha participado en una reunión con Hussein el presidente del Partido Bethnahrein, Romeo Hakkari. A su vez, habrían renunciado directamente a ello los responsables del Movimiento Democrático Asirio y del Partido de Abnaa al Nahrein, cuyos componentes tienen en su mayoría orígenes cristianos.

La posición del patriarca Sako quedó clara hace dos semanas con la publicación de una carta pastoral en la que denunciaba que, cuando a los cristianos se les obligó a dejar sus hogares en Mosul y en toda la Llanura de Nínive ante el dominio de los yihadistas, se animó desde Europa a las familias cristianas “a emigrar a los países occidentales”, siendo un último objetivo el que se perdiera la huella cristiana en la zona. Ahora, en medio de estas “circunstancias difíciles”, apela a la “conciencia” de todos los miembros de la comunidad (que reivindica que son todos los creyentes, no solo el clero) y a que estos asuman su “responsabilidad” ante el futuro que desean para su territorio, del que son parte activa.

La prioridad son los refugiados

En definitiva, Sako reivindica que no sean las potencias extranjeras las que definan la hoja de ruta a seguir en su territorio, sino que sean los cristianos los que, como auténticos conocedores de su realidad, desde el realismo, emprendan una labor de “reconstrucción nacional” que solo es posible desde la unidad. Una posición que explicaría la negativa del principal representante de la Iglesia en Irak, cuando, tras la caída de Mosul, rechazó asistir a una cumbre internacional para la reconstrucción de la Llanura de Nínive.

En su mensaje de hace dos semanas, el patriarca se dirigía concretamente a los líderes políticos cristianos para advertirles que no deben olvidar que el fin esencial debe ser favorecer el regreso de los que huyeron y aún permanecen fuera de sus casas como refugiados. Una compleja tarea que, consideraba, solo es posible “permaneciendo y trabajando por nuestro país”.

Un Estado aconfesional

En declaraciones a La Vie, Sako, que acompañó días atrás al cardenal francés Philippe Barbarin en su visita a Mosul, también puso deberes a las autoridades de Bagdad y recalcó que, además de su responsabilidad en la reconstrucción material y en la vuelta a la normalidad a la región, debe acometer una profunda reforma política que culmine en un “Estado secular” en el que sea clara la separación entre la religión y el Estado y en el que se apueste por “un proyecto común de ciudadanía”.

Compartir