Lo “normal” sería que en la ciudad de Barcelona la oferta de la escuela pública acogiera a un 90% de los alumnos. Este es el proyecto político que defiende la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en una carta dirigida a las escuelas concertadas. Es decir, se trataría de dar un vuelco a la realidad actual, en la que un 58% de los padres del municipio escogen la escuela concertada, fundamentalmente la escuela cristiana. (…)
La reciente circular de final de curso de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya (FECC) ha incluido un extracto de la respuesta que les ofrecieron ambos políticos. Colau argumenta que promover la escuela pública es “imprescindible para garantizar a todos el acceso a la educación, y con la máxima calidad”. Y toma como referencia “los modelos de éxito educativo de nuestro entorno europeo, en la inmensa mayoría de los cuales la educación pública cubre normalmente más del 90% de la demanda”. “Atender hoy el derecho de las familias a elegir centro quiere decir hacer más escuela pública”, concluye.
En cambio, la respuesta del presidente Carles Puigdemont se centra en afirmar la apuesta del Gobierno catalán “por el respeto a la libertad de enseñanza, a la libertad de creación de centros y a la libertad de elección entre centros públicos o de otras titularidades”. Y reconoce la aportación de décadas –“siglos en algunos casos”– de las escuelas hoy concertadas. (…)
