Omella: “Si los abuelos no existieran, deberíamos inventarlos”

  • El cardenal arzobispo de Barcelona reivindica a los mayores con motivo de la próxima fiesta de san Joaquín y santa Ana
  • “Los ancianos, a menudo, se sienten o son considerados como una carga para la familia”, lamenta el purpurado

Imagen de archivo de una abuela y una nieta de Honduras/CNS

Los abuelos son un tesoro que deberían disfrutar las nuevas generaciones; ellos son los grandes transmisores de la fe a sus nietos”. Esta es la reivindicación que realiza el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en la carta dominical de este domingo que titula “Los abuelos: si no existieran, deberíamos inventarlos”.

Con la mirada puesta en el próximo 26 de julio, día en el que la Iglesia celebra la memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María, Omella explica cómo “hasta hace poco, ellos desarrollaban un papel importante en la vida y en el crecimiento de la familia. Incluso en edad avanzada, vivían con sus hijos, nietos y a veces también bisnietos. Eran los testimonios de una historia personal y comunitaria que se hacía presente en sus recuerdos y en su sabiduría”.

De esta manera, elogia también a aquellos mayores que todavía hoy son pilar y motor de sus familias: “En ocasiones, por la calle y en el transporte público, me complace observar a abuelos y abuelas que acompañan a sus nietos. Algunos abuelos, con sentido del humor, dicen que su profesión actual es hacer de canguro… Esto me consuela mucho”.

Cambio de rol

Sin embargo, el cardenal denuncia que en la sociedad actual “los ancianos, a menudo, se sienten o son considerados como una carga para la familia, hecho que les lleva a vivir solos o en residencias, con todas las consecuencias que se derivan de esta realidad”.

Y no se detiene ahí, también aborda otro de los problemas a los que se enfrentan algunos abuelos: “A veces, ante separaciones conyugales especialmente conflictivas, incluso se llega a impedir a los ancianos mantener la relación con sus nietos. Y no son pocos los abuelos que sufren por este hecho”.

Por ello, reivindica la figura de los abuelos de Jesús, “para que sepamos reconocer, valorar y agradecer el bien que representan para nosotros y para nuestra sociedad”.

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