Los obispos de Estados Unidos se plantan ante Trump por los menores “sin papeles”

  • La Conferencia Episcopal exige una “reforma migratoria integral” frente a las deportaciones previstas
  • Insto a la Administración a asegurar que los jóvenes no son una prioridad para la expulsión”, señala el presidente del Comité de Migraciones, Joe S. Vásquez

Protesta en defensa de los derechos de los migrantes en Washington en 2016/CNS

Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca se da por hecho que entre sus planes se encuentra acabar con el DACA –siglas en inglés de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia-, un programa creado por Obama en 2012 que permite proteger temporalmente de una deportación a los migrantes “sin papeles” que entraron en Estados Unidos antes cumplir los 16 años.

En los últimos días, el presidente ha dejado caer que tomará una decisión “muy difícil” sobre DACA. Ante esto, se ha topado con una respuesta firme de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. “Insto a la Administración para continuar con el programa DACA y asegurar públicamente que los jóvenes no son una prioridad para la expulsión”, sentencia el presidente de Comité de Migraciones, Joe S. Vásquez.

El también obispo de Austin (Texas) recuerda al Gobierno de Trump que “DACA no es una solución permanente. Por esta razón, llamo al Congreso a trabajar para encontrar una salida legislativa tan pronto como sea posible”. Hasta la fecha, unos 750.000 jóvenes se han acogido a este programa DACA que, sin proporcionar estatus legal, sí les protege de alguna manea y les introduce en el mercado laboral.

Una solución humana

Por eso, haciéndose eco del sentir de los demás prelados, se ofrece para “encontrar una solución humana y permanente que proteja a los jóvenes” a través de “una reforma migratoria integral justa y misericordiosa”. “Los obispos abogarán por esta reforma porque creemos que promoverá el bien común”, concluye Vásquez sobre lo que considera “una urgencia moral”.

“A los jóvenes migrantes y sus familias, sepan que la Iglesia Católica se solidariza con ustedes”, recuerda el obispo de Austin, que empatiza con ellos. “Entendemos la ansiedad y el miedo al que se enfrentan y apreciamos y aplaudimos las contribuciones diarias que se hacen a las comunidades y parroquias locales, y a nuestro país”.

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