Los obispos del Camino de Santiago animan a una “hospitalidad cristiana” con los peregrinos

catedral de Santiago Compostela Plaza de A Quintana

Reunidos en Santiago de Compostela los días 11 y 12 de julio, obispos de España y de Francia vinculados al Camino de Santiago han estado reflexionando sobre la espiritualidad propia de la peregrinación jacobea, y en la mañana de hoy miércoles han publicado una carta pastoral conjunta titulada ‘Acogida y hospitalidad en el Camino de Santiago’ que pone en valor la hospitalidad cristiana que ha de darse a los que recorren esta ruta.

La intención última de los obispos es manifestar que hacer el Camino es “mucho más que un deporte o una aventura, mucho más que un viaje turístico en una ruta cultural”, en palabras del arzobispo compostelano Julián Barrio, ayer en rueda de prensa. En su opinión, si a la peregrinación se le resta la dimensión cristiana, se queda “algo inerte”.

Así, la carta pastoral publicada hoy es una suerte de guía con abundantes recomendaciones prácticas para los hospitaleros que acogen a los peregrinos de la ruta jacobeo, para que les presten una adecuada atención espiritual y pastoral. Porque no se trata de que el caminante llegue a cada etapa sin más, sino que “todos nosotros tenemos que llegar al peregrino”, sobre todo en la época actual, en la que se produce una masificación en el Camino, que debería aprovecharse para “atender todavía mejor a los peregrinos”.

Tras dos días de reflexiones, los obispos participantes en este encuentro han recorrido hoy el último tramo del Camino, desde el Monte del Gozo, y luego han asistido a la Misa del Peregrino en la catedral compostelana.

“Hospitalidad cristiana”

Con la convicción de que el Camino de Santiago es un “sitio privilegiado del encuentro entre dos corazones que se buscan”, los obispos españoles y franceses vinculados a la ruta jacobea animan a los hospitaleros a practicar una verdadera hospitalidad, entendida como “acoger al forastero, al extranjero, del que no se sabe nada”; no “preguntar” o “enjuiciar”, sino “solamente acogerle, darle de beber y de comer, una cama, dinero para el viaje, palabras de estímulo y orientación”.

Y no solo una simple hospitalidad, sino una “hospitalidad cristiana”. Porque “la presencia de cristianos en el camino es primordial para mantener la tradición religiosa de la gran peregrinación a Santiago de Compostela y ser activos testigos de la fe en Cristo”.

Diez recomendaciones para hospitaleros cristianos del Camino de Santiago

Recopilamos a continuación los consejos prácticos contenidos en la carta pastoral.

  • Colocar crucifijos en la entrada y salas de los albergues, alguna imagen del Apóstol Santiago y folletos que expliquen su vida, y alguna imagen de la Virgen, si es posible, bajo la advocación local. “Los signos externos de la espiritualidad cristiana deben ser visibles en los albergues, sin ser exagerados”.
  • Tener disponibles Biblias (en varios idiomas, mejor) “y, si se quiere, ejemplares de los últimos escritos de los papas”.
  • Ofrecer guías del Camino de carácter local, con los monumentos, fiestas y novenas de la zona (también periódicos), y, en general, toda la información posible sobre la ciudad de Compostela.
  • “Si hay una iglesia no muy lejos del albergue, que sirva como lugar de oración”. El hostalero debe acordar con el cura y los feligreses un horario de apertura, “e invitará a los huéspedes a acudir a ella para contrmplar y meditar”.
  • Los monasterios y casas parroquiales y religiosas son lugares tradicionalmente significativos de la hospitalidad cristiana, y por eso hospitaleros voluntarios deberían prestarle “ayudas específicas”: proponer a los huéspedes que sigan los oficios, compartir mesa con los peregrinos, proponer conversación a los caminantes… En cualquier caso, “en todos los monasterios habrá un monje o una monja dedicados exclusivamente a la Acogida de los Peregrinos”.
  • Muchas veces los hospitaleros tienen que responder a preguntas sobre los fundamentos, sobre la Iglesia, sobre la religión o sobre la moral, y por eso es necesaria la formación, que además “permita profundizar en la fe propia”.
  • Ojo: “El hospitalero no es un periodista ni un psicólogo”. Es decir, no debe apabullar a los peregrinos reclamándoles respuestas inmediatas sobre la experiencia en el Camino que no le permiten reflexionar; ni tampoco debe imponer un diálogo u obligar a hablar de uno mismo (“No todo el mundo es Sócrates”).
  • El hospitalero tiene que dar testimonio de su fe con el ejemplo, “su acogida debe ser abierta, fraternal y alegre para todos y cualquiera que llegue, sin distinciones, aunque el caminante esté de mal humor, tenga mal carácter, huela mal, sea hasta agresivo”.
  • El hospitalero es “un testigo de la esperanza” que guía a los peregrinos hacia Santiago.
  • “Se recomienda que los albergues cristianos sean de donativo o que pongan un precio muy asequible”
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