Preparativos de la visita papal a Chile inicia con temas controvertidos

Varios asuntos complejos para la Iglesia y para la sociedad chilenas empiezan a marcar el terreno de los desafíos que deberá enfrentar la organización de la visita del papa Francisco en enero.

Una reunión presidida por la presidenta Michelle Bachelet junto al ministro de Interior y Seguridad Pública, Mario Fernández, puso en marcha el proceso de preparación de la visita del papa Francisco a Chile. Por parte del Gobierno estaba el coordinador Benito Baranda; desde la Iglesia concurrió el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), obispo castrense Santiago Silva; el obispo auxiliar de Santiago, Fernando Ramos; y el director ejecutivo de la visita del Santo Padre, Javier Peralta. Al término de la reunión Baranda respondió preguntas de los periodistas entre las cuales señaló que estiman unas 500 mil personas en el encuentro con el Papa, en Santiago, por lo que desestiman el Estadio Nacional y tienen como alternativas el Club Hípico y el Parque O’Higgins, éste último fue el lugar donde Juan Pablo II celebró la Eucaristía de beatificación de la actual santa Teresa de Los Andes.

Pocos días antes, en la CECh había quedado constituida la Comisión Nacional Visita del Papa Francisco, integrada por 11 personas, que presidirán seis áreas de trabajo: Contenido Teológico Pastoral, Liturgia, Comunicaciones, Finanzas, Voluntariado y Gestión de Actividades, además del comité ejecutivo con cuatro integrantes.

Comité ejecutivo de la Comisión Nacional Visita del Papa en Chile: Maria Paz Vicuña, Fernando Ramos, Loreto Moore y Javier Peralta

De inmediato hubo reacciones de acogida en varias diócesis y llamados a participación entusiasta en la preparación y durante la visita. Uno de esos llamados lo formuló el Obispo de Aysén, Luis Infanti, desde Chile Chico, localidad cordillerana en la que él estuvo más de dos semanas acompañando a las familias y compañeros de trabajo de dos mineros que quedaron atrapados en una mina. En carta dirigida a todos los fieles del Vicariato, expresa que “la Iglesia de Aysén da gracias a Dios y se alegra desde sus entrañas por la jubilosa noticia de la visita del querido papa Francisco a nuestro país en enero próximo”. Subraya que reforzará la vivencia del Evangelio en la actual historia de esa región “con la responsabilidad que tenemos como pueblo en construir el bien común por los caminos de la paz, de la justicia y de la participación activa y efectiva. Todo esto es ser una Iglesia profética, presente e incisiva con los ojos, el corazón, las palabras y los gestos de Jesús”, señala.

Sin embargo, también se empiezan a plantear otros enfoques.

Temas controvertidos

En cuanto se confirmó esta visita surgieron voces de críticos que piden pronunciamientos del Papa sobre temas pendientes en Chile. Una de esas voces fue el Premio Nacional de Historia, Sergio Villalobos quien, entrevistado por el periódico digital El Libero, expresó que “la visita de Francisco a Bolivia fue deplorable, porque aún cuando el Vaticano expresó que tenía un carácter pastoral, la declaración del Papa a favor de un derecho de Bolivia, fue una intromisión inaceptable. Por esa razón, creo que debería suspenderse la futura visita papal a Chile, porque va a tener un carácter político y podría haber intromisión en nuestros asuntos internos y externos”.

Murillo, Cruz y Hamilton, los tres denunciantes de Karadima

Por otra parte, un artículo en el periódico digital El Mostrador analiza la situación común en Perú y Chile de denuncias por abusos sexuales que tienen a Fernando Karadima, en Chile, y a Luis Fernando Figari, fundador de los Sodalicios en Perú, como símbolos de esa situación. El artículo incluye entrevista a James Hamilton, denunciante de Karadima, quien expresa que el Papa los ha “desoído” y “no ha tenido ningún acercamiento a través de sus representantes, como lo es (Ricardo) Ezzati u otros. Lo único que hemos visto es encubrimiento”. Otro denunciante, Juan Carlos Cruz, coincide con ese planteamiento: “el Papa, en vez de castigar a los obispos que han encubierto y que han presenciado el abuso, como el caso de (Juan) Barros, (Horacio) Valenzuela y (Tomislav) Koljatic, además tiene a (Ricardo) Ezzati y (Francisco Javier) Errázuriz, que lo único que han hecho es encubrir. En vez de practicar lo que predica, los premia. Entonces, eso a mí me parece espantoso”. Se muestran decepcionados por la conducta del Papa frente a sus denuncias.

Otro frente que generará controversia es el actual obispo de Osorno, Juan Barros, defendido por el papa Francisco pese al rechazo que provoca en su diócesis por acusaciones de haber sido testigo del abuso de Karadima con jóvenes en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de El Bosque, donde era párroco. El diario Austral de Osorno entrevistó al jesuita Felipe Berríos quien afirma: “Juan Barros es el punto que genera el conflicto, lo ideal sería que renuncie ahora, por amor a la iglesia y a su misma vocación”, aludiendo a las frecuentes manifestaciones y quejas expresadas por feligreses osorninos. “Hay que ser bastante ciego para decir que no hay un quiebre (en la comunidad de Osorno) producido por Barros”, expresa Berríos de forma categórica.

Afirmaciones del Papa al vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, en la plaza San Pedro, hace un año, incluyeron dichos sobre la comunidad osornina. Consultado Berríos sobre este hecho, contestó: “Yo le tengo mucho cariño al Papa, es mi jefe, pero me dolieron sus dichos y la forma de expresarlo. Creo que fue un error. Él trató injustamente a una comunidad calificándola de ‘tonta’ y de ‘zurdos’, lo que tiene una carga política muy fuerte. Es un tema que continúa y creo que el Papa tendrá que referirse a lo que ocurre en Osorno”. Y agrega con detalle: “Se debe tener claro que el mayor responsable del nombramiento de Barros es el nuncio apostólico Ivo Scapolo, quien debe dar las explicaciones a la sociedad chilena e incluso puso en una situación incómoda al Papa, porque la Conferencia Episcopal no quería que Juan Barros fuera nombrado.

Visita pastoral

Los diputados Iván Norambuena y Enrique Van Rysselberghe, del conservador partido Unión Demócrata Independiente (UDI), afirmaron que “el Papa tiene el deber de decirle al gobierno que no comparte la legalización del aborto” aludiendo a la afirmación del cardenal arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, quien entrevistado por el diario La Tercera señaló que el Papa viene “como pastor, no como político” y que por ello no se referirá a la política interna. Van Rysselberghe aseguró: “me extrañan las palabras del cardenal Ezzati porque si el Papa no condena la ley de aborto que el gobierno está tratando de imponer y que se discute en el congreso, no sabemos qué otra autoridad moral del mundo puede hacerlo”. Por eso, el diputado Norambuena anunció: “vamos a enviar una carta a la Conferencia Episcopal dando a conocer nuestra postura, donde expresaremos que no es momento de ocultar la cabeza y hacer como que nada está pasando, cuando estamos en medio de la aprobación del aborto en Chile”.

Frente a estos planteamientos, el comentarista semanal de El Mercurio, Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, expresó que “al explicar esta rara actitud que adoptaría el Papa, ese silencio frente a lo que hasta ahora condenaba, el cardenal Ezzati dijo que ello era porque Francisco venía en una visita pastoral, no política. Insinuó así que el reclamo frente al aborto sería propio del político, y el silencio, la actitud que adoptaría el pastor. Rara cosa la que sugiere Ezzati a quienes le han creído: aceptar que el pastor guarde silencio mientras asesinan a sus ovejas”.

Temas controvertidos y quemantes que, poco a poco, se empiezan a perfilar como desafíos a enfrentar por Francisco durante su visita al país, además de otras situaciones también difíciles, como la violencia en La Araucanía, que parece estar asumida por el Papa al elegir Temuco como una de las ciudades a visitar.

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