Kabila a los obispos de R.D. Congo: “¡Vosotros queréis crear desorden!”

  • El presidente del país continúa sin cumplir su compromiso de convocar elecciones generales
  • La Iglesia denuncia restricciones a la libertad de expresión y la “represión” de las “protestas pacíficas”
  • Francisco, que media para que haya un alto el fuego en Kasai, habría pospuesto su viaje al país por el retraso electoral

Protestas contra Kabila en Congo

La situación en República Democrática del Congo parece un eterno callejón sin salida. Pese al acuerdo de última hora alcanzado entre el presidente Joseph Kabila y los principales líderes opositores el 31 de diciembre de 2016 de que a lo largo de este año habría elecciones generales, el mandatario continúa dilatando la convocatoria y ya ha advertido que es “poco realista” pensar que pueda tener lugar el próximo diciembre.

La tensión es tal que, días atrás, el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, y nueve antiguos presidentes africanos, lamentaron en un comunicado que el país “está en grave peligro”. Algo similar ha denunciado el Episcopado congoleño, quien, en una declaración conjunta publicada el día 23, deplora que el retraso constante de la cita electoral es la causa principal de la crisis que atraviesa el país.

Pero ha sido esta última advertencia, la de los prelados, la que ha causado la ira de Kabila. Así, en un acto público el día 26 en Lubumbashi, dirigió este grito colérico a los representantes de la Iglesia: “¡Vosotros queréis crear desorden!”. “Vosotros –añadió– nos amenazáis si no hay elecciones en diciembre. ¡Vosotros decís que es diciembre o nada!”.

Progresivo deterioro del país

Sin embargo, la crítica del Episcopado iba más allá de la fecha de las elecciones y radiografiaba la situación del país, enumerando las múltiples causas del “estancamiento político”, como “el continuo deterioro de las condiciones económicas, de seguridad y humanitarias”.

Asimismo, la Iglesia lamentaba también “las restricciones del derecho a la libertad de expresión, la prohibición de las siempre crecientes protestas pacíficas” o la “represión” de las mismas, mostrando el Ejecutivo que no tiene miramientos en apelar “al uso excesivo de la fuerza”.

“El país está muy mal”, sentenciaban con crudeza los prelados. Algo que a Kabila, presidente desde 2001 (cuando heredó el cargo de su padre, Laurent-Désiré Kabila, tras su asesinato), no ha encajado demasiado bien. Mientras, la dura realidad, denunciada también por la comunidad internacional, se recrudece cada día.

Francisco, contra el horror en Kasai

Precisamente, uno de los puntos más conflictivos es Kasai, en el centro del país. El que hasta el  pasado año era un feudo tranquilo, es un polvorín desde que un líder local, Kaumina, iniciara en junio de 2016 un movimiento secesionista. Fue reprimido con tal dureza por Kabila que, entre las muchas víctimas registradas en los enfrentamientos, se contó el propio Kamuina. Desde entonces, se contabilizan unos 400 mertos y 600.000 habitantes locales han tenido que huir de sus hogares. Según la ONU, el conflicto de Kasai afecta a un total de 1,7 millones de congoleños.

El papa Francisco está muy preocupado por esta crisis humanitaria. De hecho, el pasado jueves 29 de junio, el nuncio en el país, el argentino Luis Fernando Montemayor, contó a los asistentes en una misa que el Pontífice estaba mediando ante la ONU para que se declare un alto el fuego que garantice al menos la situación de mujeres y niños. Públicamente, ya en un ángelus, el pasado 19 de febrero, durante la celebración del Ángelus, Bergoglio mostró su “dolor” por las víctimas de Kasai.

El viaje papal, solo cuando haya elecciones

Por cierto, según avanza Actualité, el nuncio Montemayor habría trasladado a los fieles, en la misma eucaristía del día 29, una particular confesión: si bien se sabía que el papa Francisco tenía previto viajar al país este julio o agosto, pero el 13 de marzo se anunció la suspensión de la visita, ahora hay una explicación alternativa a la ofrecida entonces por el Ejecutivo, que aseguró que era, únicamente, por cuestiones de “seguridad”.

Ahora, según el nuncio, se sabe que Bergoglio quiso posponer la visita hasta después de que se celebren las elecciones presidenciales. Y es que temía que, en caso de venir antes, sus palabras sufrieran “una manipulación política e interpretaciones maliciosas que podrían dividir la nación”.

 

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