Francisco no renueva al cardenal Müller al frente de Doctrina de la Fe

El cardenal Gerhard Ludwig Müller, en una fotografía de archivo, prefecto Congregación para la Doctrina de la Fe

Durante las últimas semanas se venía especulando con la salida del dicasterio, si bien las voces que pedían a Francisco el cese del cardenal alemán  se acumularon tras la publicación de Amoris laetitia hace más de un año. Desde que la exhortación apostólica sobre la familia viera la luz, el prefecto para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig  Müller ha cuestionado el texto y su aplicación de forma pública en artículos, ponencias y conferencias.

Estas diferencias con el Papa las ha hecho visibles especialmente en relación al capítulo VIII del documento en el que se aborda la posibilidad de la comunión de los divorciados vueltos a casar.

El 2 de julio de 2012, Benedicto XVI le nombraba “ministro vaticano” de lo que antes se conocía como Santo Oficio por un período de cinco años renovables, que se cumplen precisamente mañana. Sin embargo, es hoy cuando el popular Bolletino de la Santa Sede da a conocer la decisión de Francisco de que no continúe en su cargo.

El purpurado alemán pasa por ser no solo una persona de confianza de Benedicto XVI, sino también como uno de los grandes conocedores del Papa alemán. Prueba de ello es que él ha sido el coordinador de la conocida como Opera Omnia, o lo que es lo mismo, los dieciséis volúmenes que conforman la obra de Joseph Ratzinger.

Decisión de gobierno

Se trata de una decisión de gobierno de Jorge Mario Bergoglio que, después de cuatro años en la sede de Pedro, da pasos en la configuración de un equipo con el que sintonice y que permita llevar a cabo la reforma de la Iglesia perfilada en Evangelii gaudium y que se concreta, en el caso de la pastoral familiar, a través de Amoris laetitia.

Estas diferencias entre Müller y Francisco se pusieron de manifiesto en octubre de 2015, durante el segundo Sínodo de la Familia. Al cardenal Müller se le identificó como uno de los firmantes de la carta junto a otros doce cardenales –entre ellos Peter Ërdo, Angelo Scola, George Pell, Robert Sarah, Jorge Urosa o Timothy Dollan- en la que se criticaba abiertamente la metodología, el documento de trabajo –Instrumentum laboris– y alertaban de su miedo a que el asunto de los divorciados llevara a una situación similar al “colapso de las iglesias protestantes”.  Müller nunca confirmó ni desmintió haber suscrito la misiva.

Tal fue el malestar generado por la filtración de la misiva –unido en esos días a nuevos casos de pedofilia y a la salida del armario de un sacerdote precisamente de Doctrina de la Fe-, que el Papa argentino se vio obligado durante una audiencia general en la Plaza de San Pedro a pedir “perdón por los escándalos que, en los últimos tiempos, han acaecido en Roma y en el Vaticano”.

En un principio Müller también justificó la actitud de los cuatro cardenales que escribieron más tarde otra carta al Papa exigiéndole que aclarase diversos puntos de Amoris Laetitia. No ha sido hasta el pasado mes de mayo cuando el prefecto de Doctrina de la Fe rebajó el tono de sus intervenciones y asegurara que Amoris Laetitia no supone “ningún peligro para la fe”.

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