Pío XII, el Papa que “arriesgó su pellejo” por los judíos

Retrato de Pío XII como cardenal Eugenio Pacelli/CNS

 

Las homilías de Santa Marta constituyen ese magisterio de Francisco. Un goteo en el que Bergoglio se hace todavía más párroco, pero no menos solemne en sus reflexiones. Hoy ha fijado su mirada en Pío XII. La primera lectura, del libro de Tobías, le valió para relacionar a aquel valiente profeta capaz de “sufrir con los que sufren” y de arriesgar su vida con su predecesor en la sede de Pedro.

“En plena guerra, aquí en Roma, mucha gente se arriesgaba, empezando por Pío XII, que escondió a los judíos para que no fueran asesinados, para que no fuesen deportados. ¡Arriesgaban el pellejo! Era una obra de misericordia para salvar a aquella gente”, reivindicó Francisco sobre Pacelli.

Esta mirada bíblica y este ejemplo histórico le llevo al Papa a descender al hoy de quienes le escuchaban para tirar por tierra la tentación de la caridad vista como “calmaconciencias”: “Hago una obra buena y así me quedo más tranquilo, me quito un peso de encima. ¡No! Es compartir el dolor de los demás”.

Alberto Garzón, contra las medallas a las Vírgenes

Las palabras retratan. A quienes hablan. Y a quienes callan. El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, concentra sus esfuerzos en desmarcarse de Podemos, preguntándose si tiene sentido otorgar medallas y condecoraciones a las patrones de los pueblos de nuestro país.

Su particular batalla nace después de que el alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, apoyara la iniciativa del Partido Popular, que venía avalada por la firma de 6.000 gaditanos, para conceder la Medalla de Oro de la Ciudad a la Virgen del Rosario. Los concejales de la marca local de Podemos respaldaron la propuesta, mientras que los dos ediles afines a Izquierda Unida se abstuvieron. Unos y otros, manifiestamente anticlericales, no han querido darle un “no” a la patrona de Cádiz, porque saben lo que simboliza para sus vecinos, más allá de cuotas electoralistas.

Pero el coordinador de Izquierda Unida no contempla esta posibilidad y ha registrado en Congreso de los Diputados en la que insta al Gobierno a que explique si  “considera de verdad que las vírgenes y los cristos atesoran méritos reales a la hora de lograr un país más seguro” y si piensa continuar con esta “práctica de reconocimiento idolátrico al santoral católico”.  De hecho, se refiere a este gesto nacido del pueblo como “suerte de populismo religioso”.

Eso sí, después de este argumentario, Garzón no duda en asegurar que comprende y respeta la “devoción religiosa” de muchos ciudadanos. Se nota.

Marawi, el polvorín yihadista de Filipinas

No es la primera vez que intentan sembrar el miedo entre el pueblo filipino. Cuando Europa sigue alarmada por el ataque del pasado sábado en Londres, en la otra punta del mundo, los terroristas del Estado Islámico siembran el pánico en una iglesia en Marawi, la ciudad donde todavía permanecen secuestrado un sacerdote con varios fieles.

Una exhibición de fuerza en tanto que los yihadistas no solo han destrozado las imágenes e incendiado el templo, sino que han grabado el ataque para lograr un mayor eco. Y lo han conseguido. Sembrar el terror, generar sospecha, romper con la cotidianidad, atacar las bases de la convivencia entre religiones.

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